El disco del día: Prin La Lá

Autor:

«Han vuelto, aunque reinventadas; ya no desarrollan sus canciones esa sencillez que tendía a lo infantil»

 

Prin La Lá
«Un nuevo orden»
EUREKA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Prin La Lá parecían haber sido un bonito y fugaz episodio cinco años atrás. Un coro de tres niñas que instigadas por Fernando Vacas, su primo y uno de los activos de musicales andaluces, adoptaban los parámetros del indie, sorprendían con una ingenuidad que aparentaba natural, llegaban a los mejores festivales y lentamente se difuminaban. Una curiosidad que esperaba en el limbo la actuación de coleccionistas y reivindicadores.

Pero resulta que no, que han vuelto, aunque reinventadas; no solo porque hayan cambiado de componentes –María fue reemplazada por su prima Blanca–, sino porque ya no desarrollan sus canciones esa sencillez que tendía a lo infantil. Al contrario, cada canción es una secuencia barroca que se mueve entre un colchón electrónico con almohadas y detalles de violines, arpas o coros espectrales llenos de encanto gregoriano, como sucede en la que da título al conjunto. Temas y voces mucho más decoradas, pues, afines a cualquier grupo de voz femenina.

Hay un hit, eso sí, ‘Kiss the future’, con su base idéntica al ‘We will rock you’, resultará con el tiempo emblemática, es directa y clara, un pequeño himno de optimismo. Sin embargo lo mejor del disco se presenta al final, con canciones que se mueven entre la OMD de ‘Dazzle Ships’ y el mundo de Disney. Así, ‘Un segundo más’ se apoya en un elegante tejido electro-funk que hasta acoge un saxo que le da toques jazzy. Pero cuando brillan con una luz especial es en ‘Una carta escondida en la casa de muñecas’ y en ‘La espuma de los días’, la primera muy cercana a lo popular, de subyugante aire celta y sentida melancolía; la segunda, una preciosa letanía también con dejes populares, serenamente dolida.

Aún tienen tiempo de conseguir en ‘Cenital tu corazón’ un azucarado remedo de aquellas niñas prodigio de las películas de los sesenta. Y un par de instrumentales de preciosa factura, casi del país de las hadas en un disco que está tocado por una varita mágica de magnéticas armonías.

Anterior disco del día: Cody Chesnutt.

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