«Las canciones de Extremera duelen, ríen, lloran, sufren, disfrutan, viven y hasta mueren. Como si tuvieran una entidad propia. Y paralelamente nos trasladan esos sentimientos al oyente que se ve incapaz de liberarse de la tela de araña que tejen a nuestro alrededor»
Petit Cabroin
«De cabeza a un charco»
ROCK INDIANA
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Demasiado poco tiempo tuvimos para disfrutar de aquella aventura de pop pluscuamperfecto en el que se tan bien se movían CosmopolitANTS, y que les llevó a grabar una primera maqueta bajo la dirección de Ricky Falkner para acabar editando el todavía fantástico «Wearenotsocool», en el que las tareas de producción corrían a cargo de Ken Stringfellow. Ahí quedó todo. El grupo, con sus referencias del mejor pop del otro lado del Atlántico en el que nombres como Matthew Sweet, The Posies, Lemonheads, Gigolo Aunts se hacían recurrentes, era un oasis en una escena musical demasiado empeñada en algo de calado más directo. Pero los tiempos, como decía Dylan y al menos en esto, han cambiado. El rock nacional se ha visto abocado a una vorágine de lanzamientos en los que las bandas han apostado por lo que entonces ya nos ofrecían CosmopolitANTS, léase letras trabajadas y un mimo y una precisión exquisita para tratar hasta el último de los detalles. Quizá por eso es el momento ideal para que J.J. Extremera, líder de las hormigas cosmopolitas, lance su proyecto en solitario, Petit Cabroin. Y además lo hace en castellano. Para reclamar ese espacio en la estantería que le corresponde por derecho propio junto a los últimos discos de Egon Soda, Amigos Imaginarios, Mucho o Santos. Y para hacerlo no había forma mejor que grabar un gran disco.
Bajo la producción del propio Extremera y el cada vez más presente Álex Vivero, el músico catalán se arropa con la sapiencia de Mikel Bassquez (Shuarma), Charlie Bautista (Amigos Imaginarios, Jero Romero), Jonathan Zuriaga (ComopolitANTS, Bryan Estepa) y el propio Vivero para dar cobijo a unas canciones íntimas con ganas de ver la luz. Canciones cotidianas, cargadas de letras de esas que cualquiera cree poder escribir pero solo unos cuantos elegidos son capaces de plasmar en un papel. “Intentando dirigir los pasos, hasta ahora mis pies no me hacían caso, voy corriendo huyendo de lo que antes nos sentaba siempre como un guante y solo me pregunto si dolerá”. Así se inicia la canción que da título al disco, y lo cierto es que lo que apunta como objetivo se ve cumplido con solvencia: hacer diana en los sentimientos. Porque las canciones de Extremera duelen, ríen, lloran, sufren, disfrutan, viven y hasta mueren. Como si tuvieran una entidad propia. Y paralelamente nos trasladan esos sentimientos al oyente que se ve incapaz de liberarse de la tela de araña que tejen a nuestro alrededor. Que inmerecidamente nadie le tendrá en cuenta a la hora de confeccionar las listas de lo mejor del año es algo que debe traerle sin cuidado. Allá cada cual con lo que quiera perderse porque parafraseándolo en la canción que inicia el álbum “sin más, ha vuelto a pasar” y nos hemos encontrado con otro gran disco. Vaya cabrón. Chapeau.
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Anterior disco del día: Franc3s.
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