El disco del día: Parade/Doble Pletina

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«Una segunda serie de ‘Jabalina Love Songs’ se encuentra en este ‘Delicatessen’: diez nuevos singles cuyo marco conductor es un preciosismo liberal, tema libre siempre que el resultado peque de delicadeza extrema»

 


Parade/Doble Pletina
«Delicatessen»
JABALINA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 
La colección de singles “Jabalina Love Songs” tuvo el acierto de cara en todos los aspectos que alcanzaron sus doce vinilos, desde lo cuidado de su envoltorio a la presentación en sociedad de grupos nuevos, pasando por el “tour de force” –bien resuelto– de que sus artistas aceptasen obras de encargo y entregasen obras que no existirían sin que hubiesen sido forzados a construirlas. Una segunda serie se encuentra en este “Delicatessen”, diez nuevos singles cuyo marco conductor es un preciosismo liberal, tema libre siempre que el resultado peque de delicadeza extrema.

Y no podía haber mejor comienzo que el de Parade, en estado de gracia este año. El murciano lleva el espíritu sibarita a recrear las películas de la factoría de Hayao Miyazaki, y evoca con estampas de suprema elegancia cada uno de los argumentos. Así –bajo un manto electrónico– ‘Totoro’ resulta lluviosa y deudora de una niñez perdida irremediablemente, melancólica. Y ‘Rosso’ abre la presencia de arreglos vocales y de ruidos de aviones. Extraordinaria cada melodía, cada arreglo que combina la perfecta correspondencia temática con efectos propios de las películas en cuestión. Aunque sin duda la de más clarividente frescura es ‘Shizuku’, estribillo aterciopelado y húmedo, y la de mayor delicadeza es ‘Chichiro’, que recrea entre arreglos de piano y detalles de cuerda la película que fue Palma de Oro en 2002.

Con Doble Pletina asistimos a un concurso diferente, es el grupo que representa la gran esperanza del pop nacional y con su tercer single en tres compañías diferentes apuntala lo que ya esbozaba; unos arreglos sencillos pero sumamente efectivos, unas historias costumbristas que hacen de ‘Doble Pletina contra los amores perdidos’ un excelente escaparate antes de su esperado disco largo. Canciones que van creciendo a medida de escuchas, que si son sumamente actuales también son devotas de sonidos de los sesenta, no solamente en el compas inicial de ‘Revival’ –puro ‘Be my baby’– sino en ese teclado de fondo que muerde a la melodía en ‘Interior Noche’. Canciones frías, gélidas a la manera de Los Punsetes, pero de un magnetismo indudable, de una extraña belleza.



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