El disco del día: Parade / J’aime

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«Llega a su fin la colección de singles dedicados al amor que durante este último año ha editado Jabalina. Esta última entrega va a lo grande»


Parade / J’aime
«Jabalina love songs»
JABALINA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Llega a su fin la colección de singles dedicados al amor que durante este último año ha editado Jabalina, cinco entregas que han permitido tener otra visión de los grupos del sello y presentar algunos más que se han acogido a conceptos como clasicismo y precisión. Esta última entrega va a lo grande, puesto que ambos grupos poseen en alto grado la experiencia y la originalidad que les permiten jugar con las canciones y moldearlas con maestría.

Y el primero de ellos Parade. El de Yecla abandona su fría mecánica melancólica y experimenta en nuevos tonos y texturas. Y experimentar significa en él tomar una canción de Violeta Parra –‘Maldigo del alto cielo’, la cara negra de ‘Gracias a la vida’– y hacer una versión canónica. O llenarlo todo de sonidos y coros tribales –a lo Adam & the Ants–  para buscar el sonido de una América primitiva en ‘Corazón sioux’. O batir bolero, fanfarria, merengue, copla española y todo lo que se tercie para conseguir un homenaje a la canción popular de especial calidez en ‘La calle de la amargura’. Un Parade que es el mismo sin serlo.

El invitado especial es J’aime, el nombre que adopta Jaime Cristóbal para sus canciones en solitario. Actualmente en activo con Souvenir, los que conocemos sus grabaciones caseras no podíamos contener la rabia al pensar que esas canciones no llegaban a un público que las iba a apreciar hondamente, y sus escasas apariciones en recopilatorios como los de Jabalina o Discos de Paseo no hacían más que exigir un disco autónomo. Y aunque sean solo cuatro canciones, aquí está. Y en ellas se demuestra claramente que Jaime Cristóbal es el guitarrista más elegante que tenemos, por lo menos –como demuestra el riff de ‘My cigarettes’– el que maneja la guitarra con más precisión y la coloca en primer plano con emocionante efectividad. Su música aquí bebe de otros vientos, un aire americano que recuerda al western y a Morricone y al ‘On the beach’ de Neil Young; una escondida presencia del Bowie más acústico en el fraseo que se retiene y se vuelve agudo como en ‘Might long time’ y una presencia constante de la delicadeza a lo Go-Betwens o a lo Chris Isaak. El cierre, con ‘Ciudad del mar’, la canción que le había hecho a Françoiz Breut, no es más que un callado y suave final a una colección de discos, ya completa, que será recordada no por su aportación al impulso del pop español, sino por contener algunas de las mejores canciones del principio de esta década.



Anterior entrega del disco del día: Anoushka Shankar.

 

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