«La manera en la que Pacheco entendió el pop era ecléctica pero las propuestas que aceptaba tenían como denominador común la originalidad, el salirse de lo establecido y funcionar por los márgenes sin renunciar a lo popular, al contrario»
Varios
«Nuevos Medios. Treinta aniversario. 1982-2012»
NUEVOS MEDIOS/KARONTE
Texto: JUAN PUCHADES.
Son treinta años de Nuevos Medios, y este triple álbum lo celebra por medio de sesenta temas que la exquisita discográfica de Mario Pacheco legó a la historia de la música popular. No sé qué pensaría Mario de la selección elaborada por su hija María y por uno de sus colaboradores más próximos, Paul Hurtado de Mendoza, pero a los que todavía quedamos por aquí, nos permite atisbar las razones del sello, las intenciones de Mario (en las que le acompañó su mujer, Cucha Salazar), su búsqueda de una estética sonora propia. Para ello, los compiladores han optado por agrupar en el primer disco el pop, el rock y la canción de autor, y dejar el segundo y el tercero para lo que fue, en gran medida, el buque insignia de Nuevos Medios: el nuevo flamenco y las aproximaciones al jazz más heterodoxo y caliente. Se agradece enormemente el detallazo de no haber echado mano necesariamente de los temas más obvios, lo que nos permite huir del socorrido modelo de «grandes éxitos».
El primer cedé se abre con algunos ilustres olvidados (Farfisa Connection, Malarians, Hermanas Sisters, El desvän del Macho, El Pecho de Andy) para sumar el recuerdo de algunos de esos maravillosos locos que grabaron en la casa, como Ruper Ordorika, Vainica Doble, Kiko Veneno, Ricardo Solfa (Jaume Sisa en su autoexilio madrileño), Claustrofobia, Semen Up, Golpes Bajos, Magia Blanca (Christina Rosenvinge y Álex de la Núez), Pop Decó (Fernando Márquez «El Zurdo»), Kikí d’Akí, La Mode, Paraíso, Tabletom, Dogo y Los Mercenarios, Lobos Negros, Toreros After Olé y Chicho Sánchez Ferlosio junto a Rosa Jiménez. Uf, ¡vaya lista! Desde luego, la manera en la que Pacheco entendió el pop era ecléctica pero las propuestas por las que apostaba tenían como denominador común la originalidad, el salirse de lo establecido y funcionar por los márgenes sin renunciar a lo popular, al contrario. Ya en los otros dos discos se pasean los grandes artífices de la leyenda del sello: entre otros, Pata Negra, Martirio, Tomatito, Amargó y Benavent, Ketama, Ray Heredia, Duquende, José El Francés, Jorge Pardo, Enrique Morente, La Macanita, Willi Giménez y Chanela, Aurora, Miguel Poveda, La Barbería del Sur (en el tema escogido junto a Juan Perro, quien habría encajado perfectamente en el ideario de la casa), Las Migas, Mayte Martín y, por supuesto, el encuentro inolvidable de Ketama con Toumani Diabaté y José Soto.
Abruma escuchar esta aleccionadora selección (que en algunos casos despierta recuerdos de discos que apetece mucho reescuchar: ¡los dos de Aurora!) y pensar en todo el talento que reunió Mario Pacheco a su alrededor, tanto y tan buen gusto que perfiló un catálogo único que es patrimonio artístico de primer orden de este país. Cultura viva. Se me ocurre pedir (o más bien soñar) lo bonito que estaría tener un libro con todas las portadas del catálago, incluyendo esas ediciones especiales para España que lanzaron de disqueras internacionales (en el libreto de este álbum, Pedro Calvo recuerda a los sellos ECM, Hannibal, Factory; pero hubo maravillas latinoamericanas que no deben ser olvidadas en favor del relumbrón anglosajón) y, por supuesto, un volumen con el gran trabajo fotográfico de Mario: uno de los mejores retratistas musicales con que hemos contado, su faceta menos reconocida. Por descontado que el enorme catálogo debe permanecer activo y debería irse reeditando en cedé, que todavía quedan muchas referencias que solo salieron en vinilo.
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