«La serie cobra visos de imprescindible antología del jazz, dada la calidad de lo contenido y su autorizadísima visión personal sobre el repertorio»
Miguel Ángel Chastang
«From Harlem to Madrid Vol. 5 (Night dreams)»
NUBA/KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Ya hemos hablado con frecuencia en estas páginas de la impecable autopista musical que Miguel Ángel Chastang ha construido entre los clubes de Madrid y del Harlem neoyorquino. Ahora que la serie llega ya a su quinto volumen no puedo sino por menos que constatar que esta cobra visos de imprescindible antología del jazz, dada la calidad de lo contenido y su autorizadísima visión personal sobre el repertorio. Normalmente, cada trabajo suele incluir piezas propias –que son buenísimas–, piezas de sus músicos invitados –que son buenísimas– y piezas de muchos de los grandes popes del jazz –que son buenísimas–. Esta viene a ser más o menos la pauta. Siempre con la atención puesta en un sonido clásico de altura, independientemente de si ha podido parecer deliberado o no eso de subrayar un carácter atemporal del jazz (obviando modas y corrientes). Pero es que el resultado es tan deslumbrante que despierta sin duda unanimidades entre todos los seguidores del jazz, ya sean ortodoxos o vanguardistas, y con una línea argumental sorprendentemente homogénea en toda la serie.
Chastang ha contado siempre además con un invitado de prestigio entre sus músicos, caso aquí de Eddie Henderson, con el que el contrabajista madrileño llegó a tocar con mucha frecuencia durante su estancia en Nueva York.
La cosa va de trompetistas, está claro. Y como tal la elección de piezas de Miles Davis (‘All blues’) y Freddie Hubbard (‘On the quee-tee’) en el capítulo de versiones. Aportaciones de sus músicos son ese ‘It’s coming’ de Juanma Barroso (batería) y ‘Halito’, de Ariel Bringuez (saxos), con la bella voz de Ángela Cervantes doblando las melodías. Y por supuesto, las propias composiciones de Chastang, que demuestran proyectar una visión absolutamente global sobre el jazz, cosa que no debería de extrañar ya que cuando eres contrabajista has podido tocar con muchos más músicos, contextos e instrumentos que cuando eres “tan solo” saxofonista o trompetista. Y de una elegancia suprema es esa tetralogía inicial formada por ‘Sombras’, ‘Let’s go’, ‘Vals for my life’ y ‘Night dreams’, algunas de las cuales han sido grabadas de nuevo para poder contar con la trompeta de Eddie Henderson.
Desde luego, alguien que ha tocado con Herbie Hancock o con los Jazz Messengers de Art Blakey merece que Moisés le abra las aguas del mar Rojo a su paso. Otro aliciente que no es menor es el deseo expreso de Chastang de incluir en el libreto del cedé ese manuscrito de Thelonious Monk con el que el pianista deja por escrito algunas cosas a sus músicos antes de un concierto. Como si fuera un entrenador antes de que sus muchachos salten al campo. Tiene frases tan magistrales como esta que dice: “Solo porque no seas el batería no quiere decir que no tengas que mantener el tempo”.
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