«Despliegan dos de las líneas estéticas que han marcado con profundidad y profusión el pop cantado en castellano: la que nace de los Planetas y la que nace de Los Brincos»
Mañana
«Se acabó la rabia»
SELLO SALVAJE
Texto: CÉSAR PRIETO.
Mañana son sevillanos, y en su segundo elepé –el primero fue autoeditado– alimentan con mayor electricidad lo que en el anterior era acústico y más calmo. Aparte de ello, el grupo liderado por Cristóbal Colom despliega dos de las líneas estéticas que han marcado con profundidad y profusión el pop cantado en castellano: la que nace de los Planetas y la que nace de Los Brincos. Ejemplos sucesivos de esta declaración de intenciones en lo musical son las dos primeras canciones. La envolvente y mágica ‘Vals de la autoayuda’ es una circular y lánguida letanía que te va calando a cada escucha y que tiene el mismo fraseo que el grupo de Granada; y por otra parte ‘Desiste’, la escogida como single, pop de patronaje clásico con detalles electrónicos en los arreglos a la manera de La Casa Azul, que va directa al nervio de la adicción.
Sin caer en el mimetismo, esos son los dos caminos que se recorren, quizás más luminosa esa segunda manera. De especial querencia por los sesenta es ‘La pena máxima’, una deslumbrante explosión que asemeja una canción perdida de Fernando Arbex, o ‘Se acabó la rabia’, que con el Hammond ofrece un colchón a la languidez de la melodía. Porque poco a poco va derivando el disco hacia un tono menor, hacia la placidez, cargando las canciones es los constantes desarrollos instrumentales que las cierran, hasta concluir en ‘Buenas intenciones’ de aire muy natural, casi campestre. Y hay más detalles, detalles que revelan una ambición valiente, los vientos de ‘Cenizas por error’ que atenúan la suavidad del tema, o el toque Wilco de ‘Cataratas’.
Si alguna tacha, secundaria, se puede descubrir en el álbum es su escasez, son solo nueve temas y todos de diferentes texturas, así nunca se hace monótono, ni pesado, pero también se espera más de él. Por otro lado las letras, a veces su banalidad no acompaña a las melodías, pero también es cierto que en ocasiones alcanzan hondo lirismo, como en la que cierra el disco. Llevan únicamente dos discos y les queda mucho camino, pero con este ya se apunta que el recorrido puede ser productivo y hermoso.
–
Anterior disco del día: David Sylvian y Richard Barbieri & Steve Hogarth.