«La música de Luis Gago tiene ese olor a la autenticidad bien entendida. Esa que no se busca ni se viste con camisetas rockeras de H&M. Gago es otra cosa. Es cantarle a tu chica una balada, con la voz destrozada»
Luis Gago & La Banda del Mal Nombre
«Martingala»
LA BUENA NUBE/CREATIVE COMMONS
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Cuando en 2004 Luis Gago debutaba con el ahora imposible de encontrar «Cómo está el patio», pocos podían suponer que su carrera se iba a estirar siete discos más y casi una década. Pero Gago ha seguido apostando por algo en lo que cree y la apuesta está cerca de convertirse en ganadora. Servidor lo descubrió con su segundo disco, «Al sur de tu ombligo», un excelente compendio de canción cabaretera, blues, rancheras y música para altas horas de la noche que adquiría todo su sentido cuando lo escuchabas en la barra de un bar. «Martingala» es oficialmente el sexto disco de Gago, si tenemos en cuenta que dos de ellos aparecieron por separado pero formaban parte de la misma obra («El exilio del bufón» y «Filosofía barata») y que su anterior trabajo fue el epé «Canciones recordadas», solo disponible en versión digital.
Precisamente este epé es el punto de salida para «Martingala». Gago entiende que las cuatro canciones que lo conformaban estaban incompletas sin más compañía y construye alrededor cinco temas más que son los que abren este «Martingala» para cerrarse con los cuatro cortes incluidos en «Canciones recordadas».
Por primera vez con La Banda del Mal Nombre acompañando a su nombre en la cubierta, ese Luis Gago que parece dirigirse al mundo de la música cuando canta “voy hacia la calle mayor y simplemente no encajo” e hilvana historias extraordinariamente comunes para todos, llenas de perdedores, mangantes y parias, trovadores nocturnos, fulanas, excarcelarios, camareros o simplemente gente que no encaja en una sociedad turbia, triste y podrida. Polkas, valses o blues ayudan a ese sentimiento de desencuentro que rodea al músico, de extraña y buscada necesidad de pertinencia incompleta que no se ve compensada con nada. Humor irónico hacia figuras intocables como un Cristo que se pensaría si volver en ‘Canción para Navidad’ por si lo mandan fusilar, un villancico que harían llorar al más duro de los niños, o la conocida ‘Pedro el Patata Frita’, con su marcha militar y sus sueños rotos, construyen un universo que Gago ha ido construyendo pasito a pasito y disco tras disco. Porque la música de Luis Gago tiene ese olor a la autenticidad bien entendida. Esa que no se busca ni se viste con camisetas rockeras de H&M. Gago es otra cosa. Es cantarle a tu chica una balada, con la voz destrozada, a altas horas de la madrugada, debajo de su balcón para acabar confesándole que igual no te acuerdas, pero que puede ser que hayas tenido un «affaire» con la chica del club de carretera que ya queda muy lejos en tu memoria. Y para eso hay que servir.
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Anterior disco del día: Antònia Font.
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