«Esto no es ‘Omega 2’. Más bien, una evolución lógica de ‘La leyenda del espacio’ y ‘Una ópera egipcia’. Dos trabajos, por cierto, atiborrados de referencias a la órbita de Morente»
Los Evangelistas
“Homenaje a Enrique Morente”
EL VOLCÁN MÚSICA
Texto: EDUARDO TÉBAR.
Tras la marcha de El Gran Difunto, el homenaje era previsible. Pero asombra la rapidez con la que músicos de Los Planetas y Lagartija Nick armaron, en apenas tres meses, su repertorio morentino. Un material “infinito”, según confesiones de J. Creaciones ignotas para el gran público. Se trata de traducir tesoros de un vanguardista jondo al silabario indie. Frote de manos. Aunque, atención, lo de Los Evangelistas se parece mucho a una misa. Recogimiento y solemnidad por el luto. Una ceremonia al abrigo de la familia. Estremecedor óleo de la viuda, Aurora Carbonell, en la portada (sobre todo en el vinilo). Deslumbrante, por su parte, el estreno de Soleá Morente. Además, se suma una afectada Carmen Linares. Así que conviene apagar la luz, poner velas, subir el volumen a todo trapo y disponer los aditivos para el furor báquico que tanto gustaba al Ronco. La banda opta por una psicodelia mística de digestión dura, hiriente, catártica al final. No es un álbum para la reproducción casual.
Primera excelencia de la obra del genio flamenco: quien bucea en sus discos, encuentra petróleo. Otra advertencia: esto no es “Omega 2”. Más bien, una evolución lógica de “La leyenda del espacio” y “Una ópera egipcia”. Dos trabajos, por cierto, atiborrados de referencias a la órbita de Morente. Glup, Antonio Arias y J dirigen una homilía eléctrica insólita. Los discípulos rockeros seleccionan cantes con olfato académico. Los estrujan, les dan la vuelta y los convierten en tributos sobrevenidos a sus ídolos de santoral. En definitiva, Los Evangelistas se apoderan, en el buen sentido, del maestro. Principal hazaña de un proyecto extremadamente local y universal al mismo tiempo. Difícil de entender para los profanos, desde luego. También, una muestra del signo de los tiempos, lo que el semiólogo Paolo Fabbri llama “la era del remix”. Abundan los guiños, algunos demasiado explícitos, a Pink Flyd (los del “Piper” y los de después), a las atmósferas de Joy División o a Spacemen 3.
El puzle no encajaría tanto sin la producción de Pablo Sánchez, hombre de confianza de Morente en los últimos años. El barniz lo pone Youth [Martin Glover, bajista fundador de Killing Joke, productor de relumbrón internacional y aficionado a observar las estrellas desde un telescopio en su casa perdida por los parajes granadinos], que subraya ese premeditado «ambient» dramático, muy de Semana Santa. La gravedad de teclados, harmonium y las percusiones de Eric Jiménez tiene su punto de expansión en el vapor de las guitarras de Florent. Sonido Planetas.
Fieles a los arranques sísmicos de Enrique Morente (sus famosos “efectasos”), Los Evangelistas abren a modo de declaración de principios con el ‘Gloria’ de “Misa flamenca”. Devoción, misticismo, Fray Luis de León. Un tamiz de dolor envuelve todo. Incluso bajan varios tonos para adaptar cantes de aire festero extraídos de “Sacromonte”, como ‘Decadencia’, ‘Amante’ o ‘Donde pones el alma’ (el cierre luminoso). Los arreglos engrandecen la ‘Serrana de Pepe de La Matrona’, impudicia de noise épico que se salda de manera exitosa. Letra epatante: “Porque la nieve / donde no le hace falta / no se entretiene”; y J clava el rol de rapsoda de ultratumba.
En realidad, “Homenaje a Enrique Morente” encadena un clímax detrás de otro. ‘En un sueño viniste’ y ‘Encima de las corrientes’ entran de lleno en el ascetismo. Ahí donde conviven San Juan de la Cruz, Al Mutamid, Granada y Babilonia. Oriente y Occidente. Antonio Arias, por la vía lisérgica. J, por la monacal. En ‘Delante de mi madre’ entra en acción, desgarrada, Carmen Linares al cante. Cuidado. Modifica una vieja seguiriya de la época Morente-Habichuela. Ahora es una letanía velvetiana. Sin aliento, se hace hueco a la voz de Soleá Morente en la mayúscula ‘Yo, poeta decadente’, copla de Luis Rius y poesía de Manuel Machado: “Hasta los raíles del tren / me hacen llorar / tan cerca el uno del otro / se alargan y no se pueden juntar”. Aura de domingo de pasión y flujos de los Slowdive más progresivos. Soleá se queda con un caramelo, ‘La estrella’. Y coge carrerilla, porque cantará enterita la segunda entrega de Los Evangelistas. Por supuesto, con excedente de intensidad, pena y sofisticación. Los defectos y las virtudes de los alumnos aventajados de Enrique.
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