«Jesús del Pozo, les presta vestuario, Jorge Berlanga les hace letras, Sigfrido Martín Begué les diseña los escenarios, Carlos Berlanga era un arrebatado fan»
Línea Vienesa
“Remando en el Volga”
DOMÉSTICA RECORDS
Texto: CÉSAR PRIETO.
Sirva esta modesta reseña para celebrar el trabajo del sello barcelonés Doméstica Records. En el escaso tiempo que llevan en la labor de recuperar material de los años ochenta, el espectro que va desde el arty a la vanguardia hasta ejercicios más pretendidamente comerciales, les ha permitido rescatar de manera artesana y elegante a la vez precisas joyas que habían caído en la lotería del olvido. Así se presentaron con un recopilatorio que recogía un puñado de canciones de oscura y seductora electrónica, desde La Caída de laCasa Usher hasta Autoplex, rescataron después a Todo Todo y a los badaloneses Kremlyn, presentan a bandas extranjeras de este mismo calado como S. M. Nurse. La cara más radical del Rockola y su facción europea, no viene a ser arqueología, viene a ser limpiarle el polvo a algo que fue raudo pero perfectamente válido.
Escojo yo al grupo que mejor pudo llegar al gran público, Línea Vienesa. Lo tenían todo, imagen, canciones, modernidad en una época en que eso era uno de los valores principales, pero no llegaron a encontrar un camino que parecía bien abierto para ellos. A principios de 1981 ya estaban dando conciertos y su imagen era impactante, devotos de la estética de Visage y los Nuevos Románticos eran en aquel año los más vistosos, seguramente los más guapos de Madrid. Fueron el primer grupo en usar una caja de ritmos como marca de fábrica, y el primero también que los medios de comunicación masivos elogiaron sin haber sacado ese disco que nunca sacaron.
Fíjense lo que les digo, atentos a los devotos de los ochenta: Jesús del Pozo, tío de una de los componentes, les presta vestuario, Jorge Berlanga les hace letras, Sigfrido Martín Begué les diseña los escenarios. Carlos Berlanga era un arrebatado fan. Pero… ¿Y la música? Pues en este caso no es lo de menos; aunque ‘Cangrejos en la cocina’ ya había aparecido en el recopilatorio «Corazón loco» de Lollipop, el resto de la maqueta que ahora se publica era rigurosamente inédito. Hay odas a lo alemán –Berlín era entonces la referencia–, instrumentales que apuntalan lo exótico como ‘Casablanca’, cantos-coros de sirena en ‘Ulises’, ondulaciones electrónicas primitivas que se querían sofisticadas y hoy resultan tan entrañables como uno de esos chillidos de ‘Hibernación’, con temas también de época como la ciencia extraña, lo literario o lo morboso de ‘Te vas a morir’.
El sonido, pues dentro del mismo saco que acogió a los La Mode de las maquetas u Oviformia Sci, frialdad y lejanía, aunque en la citada ‘Cangrejos en la cocina’ –ironía pimpante– o en ‘Amor de Primavera’ pasan a la facción del ingenio con WAQ o Metal y Ca. ¿Quién se acordará hoy de todo esto? Los componentes de Línea Vienesa fueron desvaneciéndose en grupos que doy fe que existieron, yo los vi, Las Cinco en Punto, Tráfico de Rubíes, Los Garridos. Quizás nada importante, pero Línea Vienesa sí que lo fue, una pequeña isla que aún sigue burbujeando
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Anterior disco del día: Sophie Hunger.
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