El disco del día: Laura Marling

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«Que se sepa que lo que factura esta mujer es auténtica canela en rama; para ello se ayuda de herramientas que muchos ya conocen, sí, pero lo hace desde una perspectiva nueva y fresca»

Laura-Marling-Once-I-Was-An-Eagle-12-06-13

Laura Marling
«Once I was an eagle»
RIBBON MUSIC

 

 

Texto: JONBIL.

 

 

Canciones atemporales. Universales. Rodadas como una peonza en constante movimiento. La música que escribe y publica la joven Laura Marling siempre se ha caracterizado por poseer un componente etéreo y esotérico como puede tener un álbum de Nick Drake. Desde el principio de su carrera (2008, cuando contaba con 18 años) comenzaron a caer comparaciones de su música y su estilo con el de la veterana Joni Mitchell, y la conexión es clara (por su manera de encajar las palabras en las melodías, por ejemplo), pero no es ni de lejos lo único que se puede afirmar sobre esta muchacha de veintitrés años, que ha madurado mucho en estos últimos cinco años, y eso se percibe claramente en sus letras.

«New Musical Express» y los Brit Awards anuales premiaron a Marling en 2011 por su anterior trabajo, «A creature I don´t know» en la categoría de mejor artista en solitario en el caso de los primeros, y a la mejor vocalista británica en el de los segundos. Ya en ese momento su música había dado un paso importante en comparación con sus anteriores dos álbumes, y ahora, escuchando el sensacional «Once I was an eagle» se comprueba que sigue avanzando de frente, metiéndose en bosques donde las relaciones humanas tienen enorme calado. Pero Laura ya no se deja avasallar, ha logrado confianza en sí misma y no va a consentir ser una víctima nunca más. Lo dice así, literalmente.

Ya el cuarteto de canciones que abren el álbum deberían ser una más que suficiente carta de presentación para todos aquellos que no conocen su música; están grabadas del tirón, sin cortes entre, concebidas por ella y por Ethan Johns (Ryan Adams, The Jayhawks, Tom Jones) como una unidad conceptual que ha dado lugar a un corto que podéis ver aquí.

Junto a Johns, el productor (y percusionista) de sus últimos tres trabajos, y acompañada de Ruth de Turberville al cello y Rex Horan al bajo, consigue un resultado intimista pero osado, a ratos más melancólico (‘Little love caster’) y en otros momentos confortable (al menos en al ámbito sonoro), como en ‘Where can I go.’

Habría un montón de canciones que mencionar, y sería obligado comentar de las dieciséis que conforman el disco, y también muchas de las influencias presentes en sus melodías (Julie Delpy en la perfecta ‘You know’, una pizca de Alanis Morissette en el single ‘Master hunter’… y bastante de CSN&Y en todas), pero lo único que de verdad importa es que se sepa que lo que factura esta mujer es auténtica canela en rama; para ello se ayuda de herramientas que muchos ya conocen, sí, pero lo hace desde una perspectiva nueva y fresca, y eso (entre otras cosas) es lo que hará que volvamos a éste álbum una y otra vez.

Anterior disco del día: Hendrik Röver & The Pilgrim Rose.

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