«Una maravilla. Por brillantez en las melodías, por métrica y compás, por ejecución instrumental»
Kejaleo
«Alaire»
GALERA/KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Kejaleo es el proyecto propio de tres virtuosos del flamenco en la vertiente de generosa y desinhibida extensión hacia el jazz y a otras músicas aledañas que nuestra muy particular geografía e historia ha dotado de un amplio terreno de expansión y creación. A lo que hay que contar además con las simpatías personales de ellos mismos hacia la música de Cuba, África, Brasil e India, con lo que ya tenemos la rebujina necesaria para un guiso tan irrefutable e inapelable.
El percusionista Xavi Turull fue componente de Amalgama y Ojos de Brujo. El guitarrista Diego Cortés alumbró luminosísimos trabajos de flamenco-jazz al frente de grupos como Iberia y Jaleo. Y el también guitarrista Cristo Fontecilla pasó largas temporadas en Oriente Medio participando en las grabaciones del libanés Jean Marie Riachi, uno de los productores más firmes en la elaboración de ejes interculturales entre estas músicas absolutamente raciales.
La enumeración de elementos es aquí muy importante para entender el color y la magia de la atmósfera que consiguen en este primer trabajo de Kejaleo, a la que también han contribuido la dulzura de las voces de Rosalía Vila, los matices de Roger Blàvia a la batería y la experiencia de Jordi Franco en el bajo.
Y apelo de nuevo a la historia de nuestra escena para entender la trascendental importancia que este género per-sé, el del flamenco-jazz, ha tenido en nuestra música desde aquellas primeras piedras puestas hace ya más de cuarenta años por gente como Pedro Iturralde o Paco de Lucía, cuyos músicos no tardarían en formar con Pedro Ruy Blas el grupo Dolores y a esparcir por doquier la buena nueva, por la que también pasó en un momento dado el rock layetano en algunas de sus más fulgurantes aportaciones progresivas. O ese renacimiento, muy a principios de los años noventa, con gente como Luis Cobo Manglis y sus Manteca, Gerardo Núñez, Elementales o los mencionados Jaleo.
“Alaire” es un excelente sucesor de esta tradición. Una maravilla. Por brillantez en las melodías, por métrica y compás, por ejecución instrumental. Una obra tan impecable y profesional como el paso por “boxes”. Tan lujosa como un desayuno con diamantes. Tan generosa como una corriente de aire puro. Tan cálida como una velada entre amigos. Tan colorida y contrastada como los atardeceres de junio. Tan fresca como la brisa mediterránea. Tan, tan, tan…
Si pidiéramos a gritos que los pusieran a todas horas en Cadena 100, ¿ganaríamos adeptos para la causa o mejor que no?
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