El disco del día: Julio de la Rosa

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«Hay verdaderos hits, canciones directas y sencillas que a las primeras de cambio ya generan temblor, de baile y de vida»

Julio de la Rosa
«Pequeños trastornos sin importancia»
ERNIE RECORDS

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

La primera escucha del quinto disco de Julio de la Rosa tras El Hombre Burbuja es el choque de captar que las antiguas texturas de «La herida universal» más íntimas, cínicas casi, se han transformado con violencia. Todavía no entiendes qué ocurre porque es un disco que te cala escucha a escucha, sin sentirlo, hasta llegar a empaparte de un agua putrefacta y barrosa, de la angustia que se traduce en rabia. Por las letras y por ese molde sonoro en que tan bien encajan y que rodean el centro de un amor al que se grita. Los perfectos invitados para hacer posible el disco –apunten entre una veintena, Bunbury, Ainara LeGardon, Xoel López, Pau Roca y Havalina como instrumentistas– dan forma a una insólita belleza en la destrucción.

Hay, sobre ello, verdaderos hits, canciones directas y sencillas que a las primeras de cambio ya generan temblor, de baile y de vida, es el caso –llamativo– de ‘Maldiciones comunes’, una lapidación verbal sobre un riff enérgico, de potencia funk, omnipresente, tozudo. También es electrizante el riff de ‘Gigante’, sostenido esta vez sobre un nervioso colchón de distorsión. Todo resulta evidente desde una producción que busca la crudeza y que se acerca a los postulados de Sr. Chinarro o Nacho Vegas, o por lo menos trabaja con los mismos mimbres.

En otras ocasiones los contornos de las canciones son oscuros y cavernosos. ‘Colecciono sabotajes’ ya inicia el disco con una declaración de intenciones en que la oscuridad apenas es salvada por unos coros obsesivos, un juego de voces casi bíblico que recorre el tren de la desesperación; también la magnética ‘Kiss kiss kiss me’ convierte los punteos y los fondos humanos en magnético soul progresivo. Y una tercera vía es la de la delicadeza en la serenidad de ‘Borrón y cuenta nueva’. En definitiva, diversos nervios –cólera, debacle, respiro– del amor en tiempo de fracaso.

Es probable que sea un disco peligroso, unas palabras con mecanismos adherentes que muchos reconocerán y pegarán a su piel como parches que en vez de aliviar duelen. Si escuece el amor yo no sé qué decirles, si este va a ser su disco, si sufrirán más o si les aliviará.

Anterior disco del día: Rachid Taha.

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