«Cantautor singular que, en la escuela de Aute, Luis Pastor, Joan Isaac, Pi de la Serra u otros irreductibles de este país, ha logrado contra viento y marea mantener su obra y su quehacer artístico en un plano de coherencia absoluta»
Javier Bergia
«Un lugar bajo el sol»
TAGOMAGO
Texto: JAVIER DE CASTRO.
Vaya por delante. Soy Bergista desde que descubrí hace unos veinte años a este cantautor singular que, en la escuela de Aute, Luis Pastor, Joan Isaac, Pi de la Serra u otros irreductibles de este país, ha logrado contra viento y marea mantener su obra y su quehacer artístico en un plano de coherencia absoluta. Vaya también por delante que este «Un lugar bajo el sol» de recientísima factura no es ni mucho menos, a juicio de quien está escribiendo estas líneas de crítica, el mejor de sus álbumes despachados hasta la fecha. Me gustan tanto otras entregas anteriores suyas como «La alegría del coyote» (1988), «De aquellos años verdes» (1997), «Noche infinita» (1996) o «Cedaceros 4» (2007) que nunca me canso de escuchar, que este nuevo me ha sabido un poco a menos en comparación a esas obras recién citadas, tan buenas y a las que tan mal nos había acostumbrado con anterioridad.
Supongo que algo de la culpa por ello me la podría achacar a mí mismo. Si he observado cierta decepción al respecto, es más que nada porque me había hecho la idea de que estas nuevas canciones iban a convencerme en su conjunto bastante más. Y es que cuando te enfrentas a alguien cuya música te ha llegado hasta tan adentro casi siempre, esperas que la cota de satisfacción por su trabajo vaya siempre in crescendo, cosa por otro lado casi imposible. En cualquiera de los casos, podría comentar que algunos de los arreglos realizados no me han entusiasmado. Además, podría decir que he notado en falta algo de ese sonido espontáneo, más silvestre y naïf que ilustraba algunos de mis álbumes preferidos suyos.
El caso es que siendo consciente de que la perfección absoluta en música es imposible –ese deseo quimérico de cualquier creador que querría que sus canciones pudieran agradar a TODO el mundo– no voy a rasgarme las vestiduras si algunas de estas nuevas composiciones de Bergia no son del todo de mi gusto porque –opino–, sin embargo, entre todas ellas SÍ que hay algunas que desde ya mismo deberían ser consideradas gemas del mejor nivel de su producción y porque destacan de forma ostentosa no únicamente en el contexto de este disco sino en el de toda su obra general. Me refiero, en concreto, a la que da título al disco, a ‘Hasta el fin de los días’, a ‘Jardines en el cielo’, a ‘Entre dos poemas’, a ‘Por amor’, o, por supuesto, a la maravillosa ‘Palito de madera’, mi preferida de todas. Un poema de una sensibilidad extraordinaria que Bergia interpreta aupado por las voces de “su jefe” Ismael Serano y de Olga Román, una de las mejores vocalistas que ha dado este país en las últimas tres décadas. Desde ya mismo un clásico de la canción de autor de este país.
Bien mirado, teniendo en cuanta que en este «Un lugar bajo el sol» hay más canciones que me gustan que no al contrario, mejor contemplar el vaso medio lleno que medio vacío ¿no? Por toda su trayectoria, Bergia se lo merece sin duda.
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