«Paskual evidencia que en él habita el músico curioso que gusta de chapotear en los géneros, que tiene la suficiente música oída y metabolizada como para tocar, siempre a su manera, rock and roll, pop o country rock, que lo mismo despacha himnos como acaricia lo más íntimo»
Igor Paskual
«Equilibrio inestable»
POP UP MUSICA
Texto: JUAN PUCHADES.
Tras pasar alrededor de una década integrado como guitarrista en la banda de Loquillo, Igor Paskual, por fin, se ha animado a lanzar su primer disco en solitario, armado con esos temas fogueados previamente en pequeñas salas, generalmente con él solo en escena. Aunque en la Navidad de 2009 publicó un EP fantasma, destinado a amigos y periodistas, con el que pretendía tomarle el pulso en el estudio a cuatro de aquellas canciones que había estado rodando, ya iba siendo hora de que el ex Babylon Chat diera el salto y se atreviera, de una vez por todas, a dar forma a su debut solista, este «Equilibro inestable» que nos presenta a un guitarrista que renuncia a tal papel, ¡afortunadamente!, y que apuesta, abiertamente, por las canciones, que es lo que cuenta, o debería de contar, en los discos.
En su estreno, Paskual evidencia que en él habita el músico curioso que gusta de chapotear en los géneros, que tiene la suficiente música oída y metabolizada como para tocar, siempre a su manera, rock and roll, pop o country rock, que lo mismo despacha himnos como acaricia lo más íntimo. Sabedor de que un buen disco debe enganchar, abre, precisamente, con un tema mayúsculo, para corear, para levantar el ánimo, un «Música para traicionar» que tiene algo de magnético. Desde ahí, el festín está servido: ‘Pierdo la calma’ y su perfecta línea melódica imbricada en el pop (con majestuosa trompeta incluida); el subidón rockero de ‘Chica de gama alta’; la belleza de ‘Bebemos’ y su aire de taberna; el country pegajoso de ‘Volver’, lo intenso de ‘Bipolar’, las stonianas ‘La bahía’ y ‘Mis amigos’… Un disco brillante, que solo flojea levemente en la recta final, en el que Paskual diseña melodías imaginativas y al que, quizá, el mayor pero que se le pueda poner es el exceso de textos enredados en temáticas clásicas de rock and roll –chicas, noches, copas, bares–, tal vez hijos de la vida en la carretera en la que Paskual lleva subido en los últimos años, o fruto de la edad, o de una predisposición natural hacia esos ambientes… Sea como sea, si lograra dejar atrás los tópicos y escribir con una mirada más adulta, buscando temáticas más particulares, textos que emocionen, que atrapen irremediablemente, tendría asegurado el diez. Porque, musicalmente, el equilibro de Paskual es bien estable. Firme y sólido como pocos.
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Anterior entrega del disco del día: “Oi! A nova musica brasileira!”