«Si para el lector la honestidad y la perfecta artesanía es un valor, este es sin lugar a dudas su grupo»
Holywater
«Wasteland»
ERNIE
Texto: CÉSAR PRIETO.
A la chita callando, estos gallegos van por su quinto disco –en diez años– y en él han volcado once canciones tan honestas como siempre, tan correosas, con tanto músculo, pero levemente más elegantes en su sonido. Ya al abrir con ‘Grow deaf with silence’ se percibe su aire de rock clásico, que es no decir nada y decirlo todo. Los patrones bien marcados, solos –hasta uno de batería–, la voz potente de Ricardo Rodríguez y recuerdos a todo el espectro que va de la Creedence hasta los Strokes, pasando por miles de bandas; hasta el ‘Smells like teen spirit’ se recrea en un fraseo.
Añade a todo esto un tono épico, esas baladas calmas que poco a poco ascienden por un crescendo hasta llegar a cimas de ampulosidad. Ocurre en ‘Deeper down the grass’ o en ‘There’s something around’, un poco a la manera de Scorpions, para que vean. Hay más registros, claro; resultan otoñales y épicos en ‘Dive in time’, lo que sería Band of Horses si accedieran los americanos a ser más duros, también una extraña ambientación lisérgica se despliega en la cósmica ‘Same old moon’, que después alcanza velocidad de crucero.
Son un grupo de concierto, y eso les permite trabajar sus canciones constantemente, ante la respuesta del público y así llevarlas a sus máximas posibilidades, nada parece haber quedado a medias. Es ese rock de guitarras densas que quizás estuvo un tanto olvidado, aunque Neil Young aparece como referente en grupos de nueva hornada. Holywater llevan años en esto y pueden escaparse hacia territorios levemente más soul, o montar en ‘What’s the point?’ un tema de delicadeza grandilocuente, casi glam. Si para el lector la honestidad y la perfecta artesanía es un valor, este es sin lugar a dudas su grupo.
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