«En su segundo disco el dúo riojano derrocha parquedad en canciones, potencia melódica y talento en la maestría al moldearlas. Casi parecen estar pidiendo las melodías que las abandonen en esa libertad del tono menor. Marca de estilo, que llaman»
Espanto
«Érrimos»
BIRRA Y PERDIZ
Texto: CÉSAR PRIETO.
Si algún grupo puede presumir de un sonido lo-fi como marca y virtud, ejerciendo todo el provecho que le puede ofrecer la escasez de medios, esos son Espanto. En su segundo disco el dúo riojano derrocha parquedad en canciones, potencia melódica y talento en la maestría al moldearlas. Casi parecen estar pidiendo las melodías que las abandonen en esa libertad del tono menor. Marca de estilo, que llaman.
Sin embargo, algo ha cambiado desde “Ísimos”, su primera referencia. El costumbrismo amable y agudo, casi esperpento, de sus anteriores temas deviene aquí dulce nihilismo, letanías magnéticas que escucha tras escucha dejan un poso, una sensación de leve desasosiego. Son voces que resuenan esquizofrénicas, coros gélidos o la medio bossa de ‘El pantalón’ de baratillo que se descose como reflejo de la vida. La desolación más oscura asoma en ‘Lluvia y viento’ o ‘Ninguna parte’. Y sobre todo en ‘Los números de teléfono’, alucinada enumeración en busca de libertad.
Cierto que en alguna ocasión aún recuerdan que fueron ágiles notarios de las miserias ínfimas del ser humano, ‘Chicos del siglo XX’ así lo demuestra con sus círculos de gerentes, oficinas y cenas de empresa del que no puede salir nuestra generación. Pero Espanto ha ido un paso más allá: ha adelgazado su estilo y ha conseguido que la tristeza se pueda reflejar apenas sin imágenes.
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