«Vuelan alto, vuelan libres y construyen un trabajo digno de ser escuchado una y otra vez. Esperemos que no nos hagan esperar tanto para el siguiente. Se arrepentirán y nos arrepentiremos»
Egon Soda
«El hambre, el enfado y la respuesta»
NAÏVE
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
No ha sido fácil. Así lo declaran incluso ellos mismos desde el subtítulo de este nuevo trabajo, para el que la formación original integrada por Ricky Falkner, Ferran Pontón, Pablo Garrido y Xavier Molero se ha reforzado con el Amigo Imaginario (y colaborador habitual de Jero Romero, Christina Rosenvinge o Coque Malla, entre otros) Charlie Bautista. El difícil segundo disco de Egon Soda. Eso es lo que podemos leer tras un título que irremisiblemente nos remite a la situación que todos vivimos, aspecto este que pasa, de puntillas por sus canciones.
Egon Soda no son una banda normal. Nunca lo han sido. Que cuatro años hayan separado sus dos discos ya no es algo habitual tras la positiva respuesta que obtuvo su álbum de debut. Eso sí, el resarcimiento a la espera requería algo grande y el grupo debió de pensar que nada mejor que un disco doble. Un trabajo en el que las canciones de Ferran Pontón vuelven a tomar el protagonismo para acabar mutadas en algo grupal. Influencias americanas de bandas como Wilco, Low o Lambchop se mezclan con excelentes y crípticas letras difícilmente comprensibles en una rápida y primera escucha, aunque temas como ‘Vals de pequeña mecánica’ sean auténticos hits en potencia.
Pero Egón Soda ha querido combatir las leyes del mercado actual con sus propias armas. Cuando la segunda escucha de un disco se hace cada vez más difícil ante la cantidad de material que cae diariamente en nuestras manos, ellos apuestan por un trabajo con solo algunas pinceladas de calado inmediato (ahí está ‘Lorem ipsum’ o ‘Escuela libre de enseñanza’) y muchos que requieren la pausa y la escucha atenta. Y la apuesta, inesperadamente, funciona. Con canciones que se van metiendo debajo de tu piel hasta tatuarse literalmente en ella. Lo hacen con la voz de Falkner, poco acostumbrado al papel de frontman, en primer plano y una instrumentación cuidada ajena a autolimitaciones. Así vuelan alto, vuelan libres y construyen un trabajo digno de ser escuchado una y otra vez. Esperemos que no nos hagan esperar tanto para el siguiente. Se arrepentirán y nos arrepentiremos.
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Anterior disco del día: Kurt Elling.
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