«Edwin, que ya tiene setenta años, ha sido localizado deambulando en Madrid y por eso Vigil y los suyos han aprovechado el acontecimiento»
Edwin Moses
«Cabrini green»
SIESTA
Texto: ÀLEX ORÓ.
Crece la leyenda de Edwin Moses, el supuesto músico afroamericano al que la banda navarro-gijonesa liderada por el ex Penelope Trip Pedro Vigil y el cantante Pablo R.A. rinde un homenaje perpetuo desde 1994 interpretando sus presuntas composiciones. En esta ocasión, Edwin, que ya tiene setenta años, ha sido localizado deambulando en Madrid y por eso Vigil y los suyos han aprovechado el acontecimiento para sacar a la luz “Cabrini green”, una colección de once canciones grabadas entre junio de 2008 y febrero de 2010 en Gijón y mezcladas posteriormente en el estudio de Paco Loco en el Puerto de Santa María.
Este es el cuarto elepé que recupera la presunta obra de Moses después de “Love turns you upside down” (2003) y «The gospel African years of Jamal Nasfum” (2006), todos ellos editados por Siesta. Cada uno de estos trabajos responde a un momento vital de la rica e increíble trayectoria del artista afroamericano, coetáneo de Wilson Picket, Ike & Tina Turner, colaborador de músicos africanos como Touamani Diabaté y que como Cassius Clay, también se convirtió al Islam, adoptando el nombre de Jamal Nasfum.
“Cabrini green” contiene lo mejor de la música negra de los sesenta y los setenta: melodías arrebatadoras como la de ‘Lonesome rain’, arreglos ampulosos de cuerda y metal y bases rítmicas que aceleran o adormecen el pulso cardiaco según se requiera. No obstante, lo mejor de las canciones que Vigil y Pedro R.A. recuperan del repertorio de Moses es que transmiten esa sensación que solo ofrecen los discos hechos con cariño y paciencia, esa calidez que te llega al escuchar los primeros compases de temas como ‘Sunshine on your smile’ y que se agradece tanto en esta época del año. Es precisamente esa sensación otoñal que desprende y encandila, uno de los puntos fuertes de “Cabrini green”. Otoñal como la edad del bueno de Edwin Moses. Una edad que nos preocupa porque, pese a que la geriatría avanza una barbaridad, tememos que algún día se acaben sus aventuras, aunque siempre nos quedarán sus canciones.
–