«Un disco excepcional. Si no es el más completo de su carrera, le debe faltar poco. Y eso es mucho decir para un hombre que nos tiene (mal) acostumbrados a no entregar ni un trabajo que baje del notable alto»
Dominique A
«Vers le lueurs»
CINQ7/GREEN UFOS
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Podemos abordar el noveno álbum de Dominique A desde la apabullante exuberancia de arreglos, desde la excepcional secuenciación de sus trece canciones o desde la irreprochable brillantez de la médula compositiva que las sustenta, y lo mismo daría. Porque, desde cualquier punto de vista, «Vers le lueurs» es un disco excepcional. Si no es el más completo de su carrera, le debe faltar poco. Y eso es mucho decir para un hombre que nos tiene (mal) acostumbrados a no entregar ni un trabajo que baje del notable alto. Ni una entrega que no ofrezca una pequeña, por leve que sea, vuelta de tuerca a una fórmula que es santo y seña del mejor pop hecho en Francia en los últimos tres lustros. El tipo capaz de alumbrar la más perfecta y cuajada síntesis entre las tradiciones musicales pop gala y anglosajona, siempre en el inconformista, incansable y regeneracionista intento de dar respuesta a preguntas universales a través de una discografía que ya empieza a teñirse con el tinte de lo descomunal.
Henchido por el vigor de unos arreglos de cuerda como no se le escuchaban desde «Tout sera comme avant» (2004) y por ciertos arreones rockeros cuya hercúlea aspereza no destilaba desde algunos pasajes de «Auguri» (2001), el de Nantes se reafirma, una vez más, como un perfecto dominador de un estilo más que propio, absolutamente indisociable de su figura. Y si tuviéramos que situar esta obra ante sus referentes más inmediatos, quizá marcados por un cierto monocromatismo en su tratamiento sonoro, podríamos también decir que no faltan aquí al menos más de media docena de temas que podrían constituirse, con todo merecimiento, en «highlights» de cualquiera de sus incandescentes directos: la rotundidad rock de ‘Contre un arbre’ o ‘Close west’, la seductora sinuosidad de ‘Loin du soleil’, el pedazo de melodía con marchamo absolutamente clásico de ‘Queues lumières’, la incontestable luminosidad del single ‘Rendez-nos la lumière’, la arrebatadora pujanza del tema titular o el «tour de force» de los nueve minutos de ‘Le convoi’, pináculo de otro álbum majestuoso. Un nuevo hito de un creador que no afloja, siempre exigente con su propio trabajo. Gigante.
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