«Si has sido guitarrista indisoluble de Sting durante más de dos décadas, también puede apetecerte llevar a cabo ejercicios propios para desarrollar tu propia gimnasia y firma»
Dominic Miller
«5th house»
Q-RIOUS/KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Aunque contienen muchas de sus características, los trabajos de Dominic Miller se escapan por arriba a esa categoría que podríamos llamar “producciones-en-solitario-de-célebres-mercenarios”. Lógicamente hay que pensar que si has sido guitarrista indisoluble de Sting durante más de dos décadas, también puede apetecerte llevar a cabo ejercicios propios para desarrollar tu propia gimnasia y firma. Pero hay muchas cosas que le distinguen de los otros “guitar heroes” en los que estamos pensando. Son gajes de la música instrumental, pero aquí, aunque muchas veces el empeño no acaba rematado del todo en una canción que pueda ser reconocida como tal, su buena predisposición por un tratamiento razonable de los pedales y efectos sigue alumbrando un universo sonoro muy personal, traducido en buenas texturas y ambientes. Lógicamente es con la guitarra eléctrica cuando todo suena más espectacular y robusto, deuda contraída en buena parte de otro viejo Police: Andy Summers (para nota ese ‘Dead head’, con solo de batería incluido de otro “chico Sting”: Vinnie Colaiuta). Ahora, si nos queremos pasar a la acústica en sus muchas facetas sonoras, también hay hallazgos. ‘Tokyo’ tiene un sonido muy hispano, de vihuela casi. ‘Catalan’ viene tan introducida por los mismos acordes de ‘Fragile’ –aquel tema de Sting que también cantó en español–, que hasta parece que va a entrar a cantar él mismo en cualquier momento, pero tiene arpegios muy resultones. O ‘Waves’, con su suave toque a bossa nova, que a pesar del título no tiene nada que ver con Jobim y sí con el uso ambient que suele hacer Vinicius Cantuária en este campo.
Es lo mejor del disco: el altísimo poder de convocatoria de Dominic Miller entre amigos (reclutados sobre la marcha en el único lugar posible: de gira con Sting). Con el mencionado Vinnie Colaiuta a la batería, y Jimmy Johnson y Pino Palladino al bajo. Con Mike Lindup, teclista de Level 42. Con esa firme promesa de los teclados que es el israelí Yaron Herman. Con el histórico Hugh Padgham a los mandos, uno de los mejores ingenieros de grabación de todos los tiempos. Si lo que querías es sonido, aquí tienes sonido.
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Anterior disco del día: Petit Cabroin.
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