El disco del día: Chris Kase

Autor:

«Incorpora el lenguaje de la fusión jazz que tanto furor hizo en los años setenta con gente como Weather Report, cuyo bajista, Jaco Pastorius, es aquí profundamente idolatrado»

Chris Kase
«My private circus»
ERRABAL JAZZ

 

 

Texto: GERNOT DUDDA.

 

 

Aunque ya es de muchos sabido, conviene siempre recordar que Chris Kase es uno de los trompetistas más delicados y exquisitos que puede uno encontrarse en nuestro panorama (aún siendo norteamericano, cuenta con muchos años de residencia en nuestro país). Con él, parece que la trompeta ha nacido para disfrutar, sentir, de tan especial querencia por las melodías y los arreglos sutiles, tan sencilla y elegantemente presentes en sus grabaciones con independencia de la formación o formato que cultive.

Y algo ha cambiado en este “My private circus”, su séptimo trabajo, que ha sido grabado en un sello vasco –seguramente al amparo de su labor como profesor de la Musikene– y ejerciendo completamente por su cuenta tanto la composición como la ejecución de estas once nuevas piezas, compuestas, interpretadas y grabadas prácticamente en un intenso proceso simultáneo.

Primera sorpresa: si siempre había actuado junto a una formación clásica, esta vez incorpora teclados y bajo eléctrico (que él mismo toca). Segunda sorpresa: cuando se le tenía por seguidor de estructuras más clásicas, incorpora el lenguaje de la fusión jazz que tanto furor hizo en los años setenta con gente como Weather Report, cuyo bajista, Jaco Pastorius, es aquí profundamente idolatrado. También podemos acudir a los trabajos que Miles Davis hizo con Marcus Miller (aunque “My private circus” queda probablemente más estilizado por contener menos dosis de funk y hip-hop). O a las memorables veces en que otro trompetista ejemplar, Mark Isham, deja por un lado las bandas sonoras para dedicarse a este tipo de jazz espacial que va mucho más allá de esa mera etiqueta de smooth que habitualmente le ponen. La tercera sorpresa está en el propio resultado, para nada alejado de las dotes de belleza y concreción que tanto han caracterizado el trabajo de Chris Kase en el pasado.

Fusión, electrónica y jazz contemporáneo, que resultan un verdadero maná ahora que casi todo lo que hay por ahí está 180 grados en el extremo contrario. Ya se venía necesitando algo diferente (aunque suponga cerrar el círculo con una fórmula pretérita). El bueno de Miles era el primero que sabía cuándo y cómo hacer estos quiebros.

Anterior disco del día: Soul Gestapo.

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