«Lleva un tiempo fogueándose en la escena murciana y ahora, por fin, debuta junto a su grupo, El Clan Jukebox, con este ‘Cartas marcadas’ que es como nuevo eslabón de la larga cadena que une al rock clásico español»
Carlos Vudú y El Clan Jukebox
«Cartas marcadas»
LA PRODUKTIVA
Texto: JUAN PUCHADES.
Carlos Vudú (Carlos Martínez) lleva un tiempo fogueándose en la escena murciana y ahora, por fin, debuta junto a su grupo, El Clan Jukebox, con este «Cartas marcadas» que es como nuevo eslabón de la larga cadena que une al rock clásico español: en sus canciones se escuchan ecos del primerísimo Quique González, de Los Rodríguez más guitarreros, del Ariel Rot más callejero, del dinamismo de Los Ronaldos… referentes que Vudú ha sabido digerir con fundamento y logrado sacar de ellos algo nuevo (con cierta tendencia a dejarse arrullar por el blues-rock) que suena francamente bien. Como, por otra parte, no podía ser de otro modo teniendo en cuenta que de la muy compacta producción se ha encargado el siempre certero José Nortés, y pocos peros hay que ponerle: suena tremenda.
Un disco, al final, lo conforman las canciones que lo integran y ahí Vudú también se muestra seguro: idea melodías imaginativas y pergeña buenos textos, anclados en los grandes argumentos habituales (relaciones, noches, etc.) pero hallando nuevos e inteligentes enfoques, además maneja con soltura las palabras. Deja, entre estas catorce canciones (tendría que haberse moderado un poco y haber dejado fuera dos o tres para redondear al cien por cien la jugada, que es preferible quedarse con ganas de más que saturarse), temas palpitantes con tendencia a la velocidad, que van de lo rotundo de ‘Mira donde estoy’ y ‘Mientras puedas’, a lo arrebatador de ‘Nadie abre los ojos». Incluso hay tiempo para urgencias sexuales en ‘Al ritmo de tu cuerpo’ («Al ritmo de tu cuerpo / firmo mi rendición. / Así que, amor / sigue moviéndolo») y para detenerse en el blues-rock gomoso de ‘Cuando las calles gritan’ y ‘Perdido en el blues’.
Lo bien cierto es que «Cartas marcadas» es como un soplo de aire fresco en una escuela siempre necesitada de buenos y jóvenes continuadores que la reinventen. Desde luego, el título es de lo más acertado, pues con estas cartas marcadas solo se puede ser ganador.
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