«Harper pone su dulce voz cargada de blues, Musselwhite su maestría, y Solomon Burke y John Lee Hooker, a los que está dedicado el disco, el espíritu»
Ben Harper & Charlie Musselwhite
«Get up!»
STAX/UNIVERSAL
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Harper lo ha logrado. Durante un tiempo parecía que su carrera había entrado en barrena. Sus discos ya no conservaban el «punch» de sus primeros trabajos y ni siquiera parecía acertar en sus bandas de acompañamiento. Hasta los Innocent Criminals parecían haber perdido algo de su magia. Tan solo cuando se acercaba a veteranos del blues y el soul, como sucedió con su asociación con The Blind Boys of Alabama, parecía recuperar algo del pulso de sus mejores trabajos. Por eso el amigo Ben, inteligentemente, ha optado de nuevo por la fórmula que mejor le ha funcionado en los últimos tiempos y se ha aliado con uno de los grandes solistas que quedan en vida. Que funcionara era algo que caería por su propio peso, y así ha sido.
Charlie Musselwhite y Ben Harper unieron sus fuerzas en un estudio de grabación de Memphis y han obtenido como resultado las espléndidas canciones que forman «Get up!» Un disco que coloca a ambos en su sitio. Cierto es que el viejo Charlie opta por dejar todo el protagonismo a Harper, más curtido en eso del estrellato y el protagonismo discográfico, pero cuando sopla sus Honners diatónicas y cromáticas el mundo parece detenerse. Son simples adornos, a veces; pequeños solos, en otras ocasiones, pero siempre grandes obras de arte sonoras.
Harper pone su dulce voz cargada de blues, Musselwhite su maestría, y Solomon Burke y John Lee Hooker, a los que está dedicado el disco, el espíritu. Y que nadie malinterprete mis palabras. Harper se hace aquí tan grande como Musselwhite, y no estoy hablando de alguien que parasite a otro. Ambos se dan y reciben lo mismo: música. La que cada uno lleva dentro y que colabora a dar forma a temas espléndidos como ‘Blood side out’, la tierna ‘All that matters now’ o ‘I’m in I’m out and gone’. Quizá el único pero está precisamente en el single elegido para representar el disco, un ‘I don’t believe a word you say’ que entiendo entre lo peor del lote. Pero no todo podía ser perfecto, ¿no?
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