El disco del día: Arnaldo Antunes/Edgard Scandurra/Toumani Diabate

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«Un hallazgo, sin duda. Pero como pasó con Tribalistas, no habrá una segunda parte, porque de haberla sería ya otra cosa»

Arnaldo Antunes/Edgard Scandurra/Toumani Diabate
«A curva da cintura»
MAIS UM DISCOS/MUSIC AS USUAL

 

 

Texto: GERNOT DUDDA.
 

 

Un diálogo fluido a tres bandas. Y, lo más importante, inédito hasta la fecha dentro de la música brasileña. No digamos ya dentro de la música maliense, malí o malinesa (como se diga), tan permeable sin embargo desde hace década y media a la “colaboración internacional”.

Sabiendo de la gran repercusión de Tribalistas, está claro que al cantautor, poeta y multiartista Arnaldo Antunes se le dan muy bien los tríos. Y la incorporación del guitarrista Edgard Scandurra garantiza esas cualidades sonoras que han hecho escuela del pop alternativo brasileño en general y de los lanzamientos del sello Mais Um Discos en particular. Son muy sutiles, pero ahí están esos méritos de guitarra cósmico-progresiva repartidos por aquí (ver final de ‘Cara’, por ejemplo).

Pero aquí el elemento diferenciador es la kora del aristocrático “griot” Toumani Diabate. Aunque solo parezca que es un protagonista al 33%, tiene ya una larga experiencia tocando con músicos de pop y de rock, y eso se nota (cuando hizo “Songhai” con Ketama era apenas un debutante). Su participación ha supuesto que Brasil se reencuentre con esas raíces a las que históricamente tiene todo el derecho.

Los tres se conocieron en el festival Black2Black de 2010 en São Paulo y el encuentro fue de lo más casual. Como casual fue la manera de ir construyendo poco a poco el proyecto. El encuentro “a dos sedes”, con sesiones tanto en Bamako como en São Paulo, garantizaba ese elegante equilibrio.

No se trata de un disco de “world music”, está claro, y hay que decirlo claro para que nadie se lleve a engaño, lo que no quita para que el influjo embriagador e hipnótico de la kora, unido a la especial energía que tiene Antunes cuando canta y los detalles de Scandurra, se abra paso cumpliendo perfectamente su papel de enriquecedor acompañamiento. Este se rompe (a su favor) con la pureza onírica de “Kaira” o la festiva “Cara”, que pasa por una tremenda bulería en todos los sentidos.

Les escuchas en canciones como ‘A curva da cintura’ o ‘Grão de chãos’ y no puedes evitar pensar que llevan toda la vida haciendo esto mismo. Sin huella alguna de premeditación. Tan natural todo.

Un hallazgo, sin duda. Pero como pasó con Tribalistas, no habrá una segunda parte, porque de haberla sería ya otra cosa.

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