«Stivel se ha animado y pone nombre a ‘Decíamos ayer’, disco que le sirve para regresar apostando todo a su voz, pues ha optado por no exponerse con un repertorio de canciones nuevas y ha echado mano de temas conocidos del pop en español»
Alejo Stivel
«Decíamos ayer»
SALAD/SONY
Texto: JUAN PUCHADES.
Corría el año 1983 y Tequila, en silencio, desaparecía del mapa. Mientras que Ariel Rot, el guitarrista del grupo, casi sin transición iniciaba esa carrera solista que –con desconexiones públicas y el paréntesis grupal de Los Rodríguez– llega hasta la actualidad, el vocalista, Alejo Stivel, desapareció. Él mismo decidió silenciar su voz. Solo pudimos volver a escucharla en las maquetas que Tequila grabó en 1982 y que se rescataron en «Tequila forever!» (1999), poniendo voz solista (en realidad duetos junto a Calamaro y Sabina) a un par de temas en los dos volúmenes de la serie «Convocatoria» del enorme Claudio Gabis, y en un dúo con M Clan. Poco más. Ya en 2008, Stivel y Rot revivieron a los Tequila de sus entretelas y, en directo, durante un par de temporadas, Alejo se olvidó de las producciones ajenas con las que se vino ganando la vida durante años y pisó de nuevo los escenarios. Al final de aquella gira ya comentó para EFE EME que el gusanillo había regresado y que pensaba seguir adelante, que regresar a las producciones, tras la experiencia tequilera, no le apetecía demasiado.
Finalmente, Stivel se ha animado y pone nombre a «Decíamos ayer» –parafraseando a Fray Luis de León–, disco que le sirve para regresar apostando todo a su voz, pues ha optado por no exponerse con un repertorio de canciones nuevas y ha echado mano de temas conocidos del pop en español –aparte del cierre con la lectura en castellano de ‘Should I stay or shoud Igo’, de los Clash–, lo que permite que el oyente, siempre dado a congraciarse con su propio pasado musical –los humanos somos así por naturaleza, nostálgicos de oído–, se ponga del lado de Stivel, y más si ha sido lo bastante inteligente para abrir con ‘Nada más’, desarmante canción escrita por José María Granados para el primer EP de Mamá. Y ya si sigue con la balada incandescente por excelencia de Burning, ‘¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?’, pues te pones definitivamente de su parte. Pero, además, Stivel ha sabido reconvertir en temas pop canciones como ‘Ojalá’ de Silvio Rodríguez, ‘Hoy puede ser un gran día’, de Serrat, ‘Yo no te pido’ (ahora levemente reggae) de Milanés o imprimirle ritmo a ‘Cuéntame’ (Fórmula V), ‘Señora Azul’ (CRAG), y ‘Qué demasiao’ (curiosa elección de un tema sabiniano), incluso recupera dos composiciones de los primerísimos Tequila, ‘Rock and roll en la plaza del pueblo’ y ‘Necesito un trago’. También llama la atención que Stivel, buen conocedor del rock argentino solo haya recurrido a ese glorioso repertorio para transformar en blues ‘Sábado noche’ (con la voz de Carlos Tarque), de Moris en su etapa madrileña. Aunque sí entra en Uruguay con ‘Sobre un vidrio mojado’ (original de Kano y los Bulldogs, pero aquí conocida por la lectura de Los Secretos). Llamativo resulta escucharle entonar aquello de ‘Enamorado de la moda juvenil’ que dio fama a la primera formación de Radio Futura, cuando la nueva ola (de la que también formaban parte Mamá y Los Secretos) quería acabar con, precisamente, Tequila y sus contemporáneos.
Musicalmente, Alejo Stivel ha decidido recurrir al rock de factura clásica, al que pocos peros se le pueden poner, contando para ello con la ayuda del grueso de los últimos Tequila (Mac Hernández, Josu García, Mauro Mietta) y la suma de Pete Thomas, el baterista predilecto de Elvis Costello y Ariel Rot. Una producción que tiende a prestar atención al detalle, a que los instrumentos cobren protagonismo, siempre con calidez.
Al final, queda un repertorio dorado –con algo de karaoke en su suma de estribillos archiconocidos– y la recuperación de una voz que marcó época. Una voz que parece haberse mantenido congelada en el tiempo, como queriendo validar la (falsa) leyenda del cuerpo criogenizado de Walt Disney. Sin embargo Disney fue incinerado, y Stivel resurge de sus cenizas. Ahora le resta lo más difícil, afrontar un segundo disco en el que tendrá que ofrecer, inevitablemente, temas inéditos. Esta primera entrega debemos entenderla, pues, como un reencuentro, una suerte de introducción, de primera toma de contacto, de puesta a punto.
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