«¿Qué tal que trabajador y patronal se pongan de acuerdo y llegue pronto un disco como ‘American Caesar’, aquella obra que este mismo año cumplió la mayoría de edad y en la que el Iggy más crooner compartía espacio con el más salvaje?»
Juanjo Ordás piensa que quizá EMI tenga razón al no querer publicar el nuevo disco de un Iggy Pop que parece más interesado en hacer caja con los directos junto a los Stooges que en dirigir con coherencia su carrera.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Así que EMI no quiere publicar el nuevo disco de Iggy Pop. Personalmente, no les culpo. Desde luego que un disco de Iggy siempre es algo interesante –cuando no sensacional– pero la crisis del sector musical y la crisis económica amenazan con tornarse en los nuevos A&R de las compañías discográficas. ¿Hasta qué punto tiene una disquera que editar un álbum? ¿Hasta qué punto puede negarse? Supongo que siempre que quiera. Deben cuidar de su negocio, negarles ese derecho sería contranatura, y en el fondo les comprendo. Igual que comprendo a un Iggy empecinado en editar un álbum en el que cree. Sin embargo. y en contra del pensamiento romántico más políticamente correcto, deberíamos reconocer que “Après”, el disco de la discordia, es una obra menor. Solo por su concepto se trata de un trabajo dislocado en el que caben desde Yoko Ono a Gainsbourg pasando por The Beatles, cohesionados por una producción uniforme y con cierto encanto, aunque la variedad idiomática hace pensar durante toda su escucha en un disco un tanto disperso.
Por otra parte, si echamos la vista atrás y recordamos “Préliminaires”, su último trabajo con canciones nuevas, es inevitable que lo rememoremos como un disco menor, con buenos momentos, pero menor. Y ahí EMI hizo un buen trabajo, lanzando incluso una edición de lujo y preocupándose por su distribución. Desde luego que el disco no debió de vender especialmente bien, de hecho se trataba de una obra muy extraña y absolutamente desordenada, prácticamente dirigida alos seguidores más «open mind» de la iguana.
¿Debería haber bastado la edición de “Préliminaires” para saciar la sed del Iggy más díscolo? Parece ser que no. ¿Tendría sentido que EMI volviera a apostar por un trabajo difícilmente vendible? Claro que no. Y mucho menos en unos días cada vez más crudos para la industria. Porque Iggy tampoco ha apostado por sus extravagancias. Seamos sinceros: En lugar de lanzarse a la carretera para llevar ante el público su visión de la música plasmada en “Préliminaires”, prefirió continuar girando con los míticos Stooges, un negocio mucho más rentable pero, continuemos siendo claros, también el producto que la mayoría de sus seguidores desea. A estas alturas un oyente maduro no va a encontrar ningún problema en que Iggy se reinvente como lo desee, pero qué menos que respalde a muerte sus propuestas si realmente quiere que calen en el comprador. Editar discos atrevidos y pasearse por los escenarios con un producto distinto es lícito, claro, pero apoyar una propuesta al máximo se traduce en una credibilidad que Iggy no precisa si hablamos de rock and roll pero que no le vendrían mal a sus proyectos más especiales.
Dudo mucho que EMI se hubiera negado a editar “Après” si este hubiera sido el contundente álbum que de Iggy se lleva esperando desde el lejano “Skullring” de ¡2003!, un trabajo que mezclaba canciones potentes y ridículas colaboraciones con estrellas del calibre de Green Day que poco tenían que ver con el padrino del punk pero que seguro hicieron babear a la discográfica. De extremo a extremo, aunque en el caso de Iggy siempre haya más de dos. ¿Qué tal que trabajador y patronal se pongan de acuerdo y llegue pronto un disco como “American Caesar”, aquella obra que este mismo año cumplió la mayoría de edad y en la que el Iggy más crooner compartía espacio con el más salvaje? Ese es el extremo que interesa.
Vamos a dejar de demonizar un rato a las discográficas, que a veces siguen teniendo sentido común –especialmente cuando se trata de su supervivencia– y vamos a pedirle a Iggy Pop que deje de girar con The Stooges como excusa y se suba a los escenarios para presentar nuevo material, creyendo en él, sea del estilo que sea. Que nos haga entender cuál es su dirección. Si él cree en ella, nosotros también.