“El piano y la sección de cuerdas de la BSO de “Suite francesa” construyen un maravilloso y emocionante tema principal cargado de romanticismo y emoción, que literalmente devora al resto de la partitura. La pieza es razón más que suficiente para disfrutar de esta preciosa banda sonora”
Tras la “resaca” de superhéroes en la gran pantalla, los cines españoles se llenan de películas más maduras, dramáticas y poéticas, con tres bandas sonoras destacadas, entre ellas la de “Suite francesa”.
Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.
Lo normal y lo habitual: tras un fin de semana cargado de aventuras explosivas, acción y demás, toca un cambio de tercio. La taquilla iba de cabeza a por las nuevas aventuras de Los Vengadores, y a priori esa tendencia durará algunas semanas, por lo que mejor dejar el terreno libre y buscar al publico completamente opuesto. Le toca el turno a las películas con un contenido más maduro, más dramático y más poético.
La canción del mar
Eso no quiere decir que las películas no tengan también su caché. Probablemente la más destacada sea la nueva maravilla animada del irlandés Tomm Moore, “La canción del mar”, una preciosa y poética historia animada. Toda una demostración de cómo la animación no nace y acaba en Disney y de cómo es posible el contar una historia en dibujos animados que incluya contenidos más serios y que también pueden ser disfrutados por los adultos. Quienes no hayan tenido oportunidad de disfrutar de su anterior maravilla, “El Secreto de Kells”, tienen una nueva ocasión de descubrirlo.
La película contó con la nominación de mejor película animada en la última gala de los Oscar (aunque volvió a recaer en la más típica de todas). Pero si hay un elemento que es indispensable para su éxito es la deliciosa música del francés Bruno Coulais. En este ocasión, aprovechando la inspiración en leyendas celtas sobre las “sealkies”, se ha aliado con el grupo folk Kila para dar vida a la banda sonora. La música de Coulais se convierte en el alma emocionante de la historia y en el espíritu de ese mar del norte. Es imposible no sentirse emocionalmente atado. Por supuesto que la partitura se encuentra cargada de referencias celtas, pero se centran más en los muchos momentos de asombro y tensión que salpican la historia. Aunque donde destaca es en los preciosos momentos emocionales de la historia de esa familia, especialmente esa hija que no habla y que solo parece interesarse por esa flauta hecha con una concha marina, otro elemento muy bien utilizado en la banda sonora. La música se convierte en la transmisora de las emociones de esa niña y a través de ella llega a nosotros: un complemento ideal. El conjunto es una partitura realmente bonita incluyendo su canción, que tal vez tenga excesiva presencia en la película, pero eso no le disminuye su impacto y calidad.
“Suite francesa”
Otra película de prestigio europeo nos llega de manos franco británicas. La nueva película del guionista y director Saul Dibb (“La duquesa”), seis años después de su último título, nos mete de lleno en un romance dramático que se desarrolla en la Francia rural ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. “Suite francesa” es una de esas adaptaciones literarias que también saben hacer los británicos, cargada de clase, buen hacer y un estupendo reparto.
Parece ser que el proyecto iba a contar con partitura del oscarizado Alexandre Desplat, pero finalmente el trabajo cayó en las manos del recién llegado compositor británico Rael Jones, en su primer crédito oficial como compositor. Y la verdad es que su trabajo es como mínimo destacable. La partitura se encarga de aportar un fuerte elemento dramático y de tensión, especialmente en su parte final con la música que acompaña a una serie de ataques alemanes en búsqueda de miembros de la resistencia. Una música orquestal, reforzada con la presencia del piano, interpretado de manera muy percusiva y dinámica, para hacer aún más pesado el ritmo y tensión de la música. Y es que el piano forma parte integral de la película como elemento de unión y emoción en su historia. No cuento más para los que quieran descubrirlo viéndola. Eso si, dicho piano y la sección de cuerdas construyen un maravilloso y emocionante tema principal cargado de romanticismo y emoción, que literalmente devora al resto de la partitura. La pieza es razón más que suficiente para disfrutar de esta preciosa banda sonora. Aunque es bastante más dramática de lo que podía esperarse, en conjunto aporta tanta clase y calidad como la que tiene la cinta.
“El viaje más largo”
Hace unas semanas hablaba del omnipresente dios actual de las historias románticas, Nicholas Sparks, y mencionaba que aun nos quedaba mucho más por saber de él. Pues aquí llega una nueva historia, una más. De nuevo segundas oportunidades, de nuevo amores reencontrados e imposibles por culpa de la sociedad, la familia o cualquier otro tópico que se os ocurra para este tipo de historias. “El viaje más largo” los incorpora todos: como siga así se va a quedar sin material para su próximo libro/guión/película. Uno de los mayores atractivos es ver en un papel protagonista a un artista más de la saga de los Eastwood, que parece querer seguir la sombra de su padre (son siete entre hermanos y hermanastros, o sea que tienen de sobra para ir probando quien es mejor).
El responsable de la banda sonora es Mark Isham, quien ya trabajó con el director en un proyecto anterior suyo llamado “Hombres de honor”. Un compositor que también ha tenido experiencias previas en proyectos de Sparks y que no ha tenido problemas a la hora de realizar una partitura cargada de romance y emoción. Isham utiliza el piano y la guitarra acústica como instrumentos principales, con los que parece querer separar la historia de amor actual de los recuerdos de un amor pasado que son parte de la película. Así consigue un precioso juego de emociones en la banda sonora que funciona maravillosamente también como base de la película. El toque de guitarra y suave sonido de americana es perfecto para el trasfondo country y del mundo del rodeo que acompaña al protagonista masculino, mientras el piano y las cuerdas se centran más en desarrollar las emociones románticas, que son la verdadera razón de la historia. Isham lo hace de una manera estupenda, introduciendo solos de chelo que aumentan aun más el nivel emocional en los momentos adecuados. La banda sonora tiene otro acierto, y es que va evolucionando de menos a más. Con un inicio algo más típico que va siendo vencido poco a poco por un torrente de emociones en la música. Toda una demostración de saber hacer.
Esta semana los cines se llenan de romanticismo y energía positiva, un cambio de tercio, y variedad para esos espectadores que buscan más profundidad, historia y drama en las películas. La música que acompaña a estas tres películas no les defraudará. Y si buscáis emociones, dejad de hacerlo: las tenéis aquí, en el club.
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