El Club de las BSO: La semana de Thomas Newman

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“Spectre”

“Spectre”

“En ‘Él me llamó Malala’ sí encontramos al Thomas Newman doce veces nominado al Oscar, del que se percibe su personalidad en la música”

 

 

La cara y la cruz de la música de los estrenos del fin de semana se la lleva el veterano compositor, cuyo trabajo no luce lo que debiera en la nueva entrega de la saga Bond, pero sí lo hace en el documental “Él me llamó Malala”. Por Fernando Fernández.

 

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

Arranca la recta final del año, con los festivales a pleno rendimiento y a punto de comenzar la temporada de premios que se acumulan estos meses y a comienzos del próximo año. Ahora hay dos tipos de títulos que lideran las pantallas: por un lado, los de prestigio, buscando estreno antes de acabar 2015, y tras sus pases por algún festival, para ganar presencia y apoyo para los premios. Y por otro, los restos, esas películas con las que las distribuidoras no han sabido que hacer, que encuentran ahora sus huecos para llegar a las salas, aunque sea brevemente.

 

 

“La promesa”, música de Gabriel Yared

Tras dos años de espera, por fin se estrena esta película del estupendo realizador francés Patrice Leconte. Ha tardado tanto que se ha estrenado antes su última película. Esta vez es una historia de época y reparto internacional que narra la vida de un joven licenciado de origen humilde, en la Alemania de principios de siglo, que se convierte en secretario y persona de confianza de un acaudalado empresario, quien dirige su propia fábrica de acero. Dicha relación comienza a convertirse en un triángulo amoroso al conocer a su reservada esposa. Basada en la novela de Stefan Zweig, se trata de un melodrama de época, con una de esas historias de pasiones ocultas y controladas que también sabe manejar este veterano director.

En ella el director ha trabajado por primera vez con una de los compositores franceses de mayor prestigio, Gabriel Yared. El resultado es realmente redondo. El responsable de partituras como “El paciente inglés”, “Belle du seigneur” o “Amelia” se encuentra en este terreno como pez en el agua. La partitura es toda una delicia clásica que consigue tocar múltiples tonos sin caer en el exceso de ninguno de ellos. Sabe mantener un precioso y delicado tono lírico, pero para nada es excesivamente sentimental, sobre todo con la deliciosa melodía a piano que aparece puntualmente a lo largo de la banda sonora, y que juega un papel en la historia de los protagonistas. “An innocent game” o “Into each other’s arms” son alguno de esos momentos brillantes y emocionales que destacan en la partitura. La música también sabe cómo pulsar las teclas dramáticas adecuadas, como telón de fondo de la historia y el mundo en el que se mueven los personajes, con momentos como ‘Iron and fire’ o ‘We are at war’, y como base de la trama personal en ‘The piece of the puzzle’ o ‘Journey into the past’. Toda una demostración maestra de cómo acelerar y frenar las emociones de manera musical, igual que los protagonistas hacen con sus vidas, reflejo de esa relación pasional tan secreta como platónica, donde se dicen más cosas en silencio que al expresarse. Una deliciosa banda sonora cargada de matices que consiguen un resultado final realmente sobresaliente.

 

“Sinister II”, música de Tomandandy

Algo tarde llega también el primer estreno de terror, secuela de una interesante película que nos traía un nuevo personaje a la galería de miedos cinematográficos, y que ahora intenta desarrollar su propia mitología algo más. Y no lo hace excesivamente mal. Cuenta con un director novel que respeta bastante las pautas y estilo de la original, e intenta seguir de una manera lógica la misma. Una nueva familia que se muda a una casa rural en una propiedad aislada, pero marcada por la muerte… regresan los niños fantasmas, regresa Bughuul y otras cosas que nos quieren hacer pasar un delicioso mal rato.

El equipo técnico es totalmente nuevo, y la historia introduce los elementos antiguos justos para no convertirse en un puro segundo episodio. Con ello, las labores musicales han caído esta vez en manos del equipo Tomandandy, y desde el inicio vemos claramente la diferencia. En la original, Christopher Young componía una de sus bandas sonoras más experimentales, arriesgadas y difíciles. Su participación contribuía de forma muy elevada al nivel de “mal rollo” de la historia, más allá incluso de la creación de una atmósfera malsana. Pero en esta ocasión el resultado es un sonido mucho más típico y atmosférico. Eso no quiere decir que no introduzcan elementos realmente extraños en la música, como sucede en ‘Groceries’, pero en conjunto se trata más de composición cargada de ambiente y atmósfera, pero poca carga terrorífica. Prácticamente no hay nada de variación a lo largo de toda la banda sonora, aunque se agradece la inclusión de ciertos momentos melódicos y voces que aportan un cierto elemento humano en la composición. Aun así, la partitura no termina de desarrollar temas o motivos que permitan crear una cierta conexión con la audiencia. En su conjunto es una más dentro de la multitud de bandas sonoras que se acumulan dentro del género terrorífico actual, que en su escucha aislada no es que ganen precisamente más interés.

 

“Spectre”, música de Thomas Newman

El protagonista de la semana es evidentemente James Bond. Llega la nueva entrega, otra vez con Daniel Craig en el papel del famoso espía y con un intento de modernizar el personaje a las nuevas generaciones con la aparición de una de las organizaciones míticas de la saga y que da título a esta película. Es la número 24 de la serie, y nos trae a esa siniestra organización conocida como Spectre como principal atractivo. Tras la historia, el mismo equipo responsable de la anterior “Skyfall” y que terminó teniendo una buena acogida de crítica y público.

La sorpresa en esa ocasión, fue que Sam Mendes, su director, mantuviese su colaboración con su compositor habitual Thomas Newman, ya que su estilo ecléctico combina elementos muy clásicos y otros muy modernos (incluso experimentales), y no parecía muy adecuado para la saga. Pero tanto la exitosa y clásica canción de Adele, como el interesante trabajo de Newman consiguieron alzarse con sendas nominaciones al Oscar. Sin embargo, la canción de Sam Smith ha empezado llevándose críticas por todas partes, aunque principalmente por los desacertados comentarios del propio cantante. La canción, aunque moderna, me parece muy interesante como “canción Bond”, por la composición instrumental y melódica, que proporciona una buena introducción a la banda sonora. Una vez revisada completamente me reafirma en algo que ya tenía claro con la anterior película: que Thomas Newman es un maravilloso compositor, pero que su personalidad no es la adecuada para una película Bond. Y eso que corrige uno de mis principales problemas con la anterior: la ausencia del famoso tema principal de la saga. En esta ocasión Newman juega bastante con el tema, y lo introduce en una estupenda escena inicial clásica de las series con “Los muertos vivos están”. La aparición del tema proporciona buenas dosis de interés a la banda sonora, lo que sumado a la presencia de estupendos momentos de acción como ‘Backfire’ o ‘Snow plane’ crea buenas sensaciones. Sin embargo, en su conjunto, termina dejando con la misma sensación que la anterior una vez más.

Este Newman no consigue proporcionar su personalidad a la música de Bond, y la música de Bond tampoco termina funcionando con el estilo de Newman. La música de las mujeres Bond son simples momentos delicados con poca personalidad, y en ocasiones Newman aprovecha para introducir su estilo más atmosférico como ‘Eternal city’, que no termina de cuadrar con la película. Bond es acción y seducción a partes iguales, su sonido debe reflejar esos elementos. Aunque el protagonista se ha modernizado y es más un hombre de acción directa, consigue retener esa parte de su personalidad a través del personaje que crea Craig, pero la música no lo hace. Eso no quiere decir que la banda sonora sea tan mala, como muchas críticas y aficionados dan a entender; la clase y calidad de Newman no han desaparecido y tiene momentos realmente muy interesantes, pero el conjunto es el que no termina de funcionar. Este no es el Thomas Newman con personalidad y destacado, todo lo contrario de su otro trabajo, que también se estrena esta semana.

 

“El me llamó Malala”, música de Thomas Newman

“El me llamó Malala” es un documental dirigido por el experto David Guggenheim que nos cuenta la historia real de Malala Yousafzai, la ganadora del Premio Nobel de la Paz más joven de la historia (ha cumplido 18 años en la actualidad), tras su defensa de los derechos de las mujeres a la educación en Pakistán. Este proyecto es el primer documental para el que Thomas Newman ha compuesto la música, y eso que cuenta con una amplia carrera a sus espaldas con sus 60 años recién cumplidos el pasado octubre. El resultado es realmente maravilloso, y sobre todo es puro Thomas Newman, el Newman que los aficionados suelen demandar, con su toque mágico y su gran clase presentes en la música. Aporta un toque étnico discreto y delicado, ya hemos escuchado su toque asiático en las dos recientes películas del “Hotel Marigold”, y aquí también lo utiliza de similar manera: con un sonido moderno y sencillo que le proporciona personalidad a la partitura. Donde se aprecia perfectamente el estilo de Newman es en los momentos más líricos e intimistas de la banda sonora. El tema principal que introduce en “A pashtun story” muestra una encantadora y delicada melodía a piano, con ese sonido tan personal e identificable del compositor. No importa que la pieza tenga una mayor orquestación y percusión para variar los niveles de energía de la música en ese momento. Otro motivo es la utilización de voces acompañando a ese tema principal, que proporciona una mayor sensación de delicadeza y un toque algo más dramático, pero sin perder el potencial emocional en ningún momento. La dureza del tema ayuda al compositor a centrarse en los aspectos más oscuros con su música, como hace en ‘Ideology’ o ‘Radio mullah’, e incluso jugar con la luz y la oscuridad en ‘Birmingham’, sin perder la delicadeza ni extremando esos momentos más duros, lo que hace mantener el foco y el tono de la historia en la música. Este sí es el Thomas Newman doce veces nominado al Oscar, del que se percibe su personalidad en la música. Una pena que este documental y su banda sonora vaya a pasar más desapercibido que “Spectre”. Espero que le deis una oportunidad de verdad, porque se la merece.

 

 

Anterior entrega de El Club de las BSO: Un Halloween de cine nada terrorífico.

 

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