“El modo en el que trabajan Sakamoto y Noto en ‘El renacido’ tiene muchas reminiscencias de la música contemporánea, como el espectacular uso de los silencios durante el desarrollo de las piezas. Recuerda a gente como Brian Eno o Philip Glass”
Las películas que llegan a las carteleras españolas acumulan unas cuantas nominaciones a los Oscar, pero alguna banda sonora queda fuera injustamente, como la partitura de la nueva película de Alejandro González Iñarritu. Por Fernando Fernández.
Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.
Tan próximos a las galas de premios del cine, la cartelera se llena de películas cargadas de nominaciones. Esta semana tenemos prestigio musical a raudales en nuestras salas.
“El renacido”, música de Ryuichi Sakamoto y Alva Noto (música adicional de Bryce Dessner)
Con 12 nominaciones, la nueva película de Iñarritu es una de las grandes favoritas a los Oscar. Uno de los elementos destacados era su minimalista y moderna banda sonora, que finalmente se ha quedado fuera de la carrera por la imposibilidad de poder diferenciar el trabajo de los tres compositores acreditados.
Esto podría ser una tontería aclarable, ya que al presentar la nominación la productora puede determinar las partes compuestas por cada compositor y el conjunto completo de la música incluida en la película. Cada compositor, para figurar en los créditos debe tener un porcentaje mínimo compuesto y toda otra serie de normativas. El problema viene por la manera en que Iñarritu ha utilizado la música, como el propio Sakamoto a explicado en diversas entrevistas: “Alejandro combina tres piezas diferentes en una. Incluso para nosotros, es muy difícil reconocer qué parte es mía y qué parte es Carsten. … Algunas de las piezas son una combinación muy compleja de los tres”.
Una pena, porque la música, aunque muy atmosférica y minimalista, es realmente una parte importante de la película y la ambientación que estaba persiguiendo Iñarritu. La forma en la que trabajan Sakamoto y Noto (que ya habían colaborado en varios proyectos) tiene muchas reminiscencias de la música contemporánea, como el espectacular uso de los silencios durante el desarrollo de las piezas. En ciertos momentos puede recordar al trabajo desarrollado por gente como Brian Eno o Philip Glass.
La música se mueve entre parajes sonoro que acompañan perfectamente a esos territorios helados y salvajes de la historia, sobre todo a los sueños del protagonista, como esas lánguidas notas en las cuerdas, salpicadas por tonos y golpes en ‘First dream’. Pero en otros momentos sabe crear música con claro tono catártico, que sirve de desahogo emocional, como esas progresiones crecientes en ‘Church dream’. Todo ello confluye en una música que busca resolver todos los elementos emocionales, psicológicos y mentales de la desesperación de su protagonista en momentos brillantes (y algo caóticos) como ‘Final fight’ y ‘The end’. Pero siempre sobrevuela una nota de incertidumbre, ya que si la naturaleza y la vida nunca terminan de resolver completamente las cosas, tampoco lo hacen los compositores.
“Carol”, música de Carter Burwell
Otro de los títulos destacados es el drama intimista basado en una novela de Patrcia Highsmith y dirigido por Todd Haynes (“I’m not there”, “Lejos del cielo”). Una de esas historias de prestigio y que parecía ser una de las candidatas serias a los Oscar, pero que se ha quedado con “solo” cinco nominaciones. Una de ellas, la que se merece la delicada partitura de Carter Burwell.
Con su primera inmersión en este género, Haynes consiguió una soberbia partitura del veterano maestro Elmer Bernstein, y ahora ha conseguido que Burwell nos presente uno de sus mejores trabajos en años. Una partitura muy contenida y similar al sonido del Philip Glass más melódico y emocional, pero con una profundidad y estilo bastante mayor a la que Glass suele utilizar, y muestra del estilo personal de Burwell. La mayoría de la partitura contiene los más delicados de la orquesta. El piano y la sección de viento disfrutan de una gran presencia y son los encargados de dibujar los dos temas principales que aparecen en la banda sonora.
Aunque la música se escucha en los momentos de desarrollo más oscuros, a ratos el sonido de la partitura parece tomar un tono casi de ensoñación, de fantasía, con ese toque delicado que convierte a la música en algo realmente bonito, con la colaboración de voces y la guitarra para proporcionar pequeños puntos de color adicional. En conjunto es una banda sonora que realmente merece estar entre las destacadas del año, y una de las más directas y accesibles emocionalmente que ha compuesto Burwell en su carrera.
“La verdad duele”, música de James Newton Howard
Terminamos con el nuevo repaso por la historia moderna americana del director y guionista Peter Landesman, tras la discreta “Parkland”. “La verdad duele” es una de esas historias de enfrentamiento al orden establecido que tan bien manejan los americanos. A priori, la historia no dice mucho: el enfrentamiento de un medico por intentar conseguir que se reconozca una patología traumática en los jugadores de fútbol americano. Pero presentada como un thriller médico-deportivo, gana muchos enteros, sobre todo por el brillante papel de un Will Smith de nuevo alejado de los personajes de acción.
La música corre a cargo de uno de los grandes compositores actuales como es James Newton Howard, que ya colaboró en el anterior proyecto del director, aunque en esta ocasión con una partitura que será bastante más accesible. Especialmente, por el tema principal que escuchamos en ‘Consussion’, que sirve de base y corazón a la banda sonora. Pero al final Howard se adentra en ese terreno del thriller moderno que maneja con soltura. Esta vez no recurre exclusivamente a los elementos electrónicos y acústicos, también mantiene una importante presencia orquestal que le da calor a la partitura.
Durante la primera mitad el tono se centra más en el terreno thriller, que puede ser algo impersonal y poco atractivo, pero cuando se centra en los momentos más delicados y personales, o en la emoción de algunas escenas, la banda sonora crece de manera exponencial. Sucede con la preciosa ‘Bennet and Prema’, pequeña y casi minimalista en comparación con otros momentos, y especialmente con la espectacular ‘Bennet’s decision’ y ‘Concussion end titles’, que consiguen cerrar el crescendo emocional que va conformando la banda sonora. Los momentos experimentales y de thriller pueden ser más convencionales o no convencernos, pero dudo que los emocionales no lo consigan.
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Anterior entrega de El Club de las BSO: El regreso de Rocky.