“El asesino tímido”, de Clara Usón

Autor:

LIBROS

“Crea un universo completo y coherente de dolor”

 

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Clara Usón
“El asesino tímido”
SEIX BARRAL

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Sandra Mozarovsky falleció en 1977 a los dieciocho años. Era una madrugada de septiembre, en la que había salido al balcón a regar las plantas, y al encaramarse para llegar a la jardinera se precipitó a la calle. Había participado en la serie “Curro Jiménez” y en una veintena de películas de cine de destape y de terror erótico. Ninguna relevante. Como joven promesa, aparecía constantemente en las revistas del corazón de la época, y en sus últimas entrevistas ofreció respuestas crípticas a preguntas banales. Dicen que era la amante de Juan Carlos I y que estaba embarazada de él.

Con estos mimbres, la escritora barcelonesa Clara Usón —tres años más joven que la actriz— se enfanga en un entramado de autoficción a la manera de Javier Cercas o Manuel Vilas: toma un hecho de nuestra historia reciente y se integra en él como narradora y personaje. Si lo de Galdós eran “Episodios Nacionales”, podríamos clasificar estas purgas del corazón como “Episodios personales”. De hecho en los primeros capítulos y en el estremecedor final el foco ilumina únicamente a esta narradora en primera persona. Su adolescencia enamoradiza —sostenida por novelas de Corín Tellado—, su vida familiar, la extraña relación con sus padres. Este último es un tema recurrente en la novela actual y aquí se ve encarnado por una madre que sabe ser abnegada pero no cariñosa, que cree que sus hijos la torpedean por el mero hecho de existir y que solo está a gusto con amigas, pero sabe salir totalmente airosa de momentos complicados.

Es en los capítulos centrales donde imbrica esta ambientación con la historia de Sandra. Lo curioso es que, a pesar que parecen dos contenidos sin solución de continuidad y de que las digresiones todavía son aparentemente más alejadas del centro, al leer la última frase de la novela todo se recompone y todo cuadra, todo tiene sentido en una ligazón invisible. La revisión de entrevistas a la actriz en “papel cuché” le lleva a entretenerse en otro reportaje de un semanario que comenta una truculenta historia: dos novios adolescentes que en Italia se tiran a las vías del tren.

A partir de aquí, entra en escena el tema central, que va salpicándose con la biografía de Ludwig Wittgenstein y el corpus filosófico de este y de Albert Camus, puntas de filosofía que se clavan en una narración casi policíaca, atenta a los datos y que sabe ver las incongruencias de la relación oficial del suceso, de las últimas horas de Sandra. Evidentemente, desde el mismo momento del “accidente” saltaron todas las alarmas conspiranoicas que en este caso parecen bastante fundadas. Pero no se queden con eso, o búsquenlo si tienen interés. Quédense con que el artefacto narrativo que ha dado a la luz Clara Usón habla de una sola cosa y habla de todas. En poco más de doscientas páginas crea un universo completo y coherente de dolor.

Anterior crítica de libros: “Por carreteras secundarias”, de Alfonso Armada.

 

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