Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos: LIBERTO PEIRÓ.
Tópicos, tópicos y más tópicos rodean a Doctor Divago: que si uno de los mejores y más desconocidos grupos de rock, que si autores de brillantes letras, que si tienen la desgracia de residir en Valencia, que si demasiado independientes para los rockeros y demasiado rockeros para los indies. Sí, todo es verdad, pero tratemos a la banda liderada por Manolo Bertrán como lo que es: un genial exponente del mejor rock en castellano. Sin más etiquetas, sin más historias. Poco importa lo demás, sus circunstancias son las que son, y ellos las asumen con la cabeza bien alta. Desde EFE EME no nos cansaremos de recomendar Las canciones del año que viene, su nuevo disco. Para hablar de él, aquí está Manolo Bertrán.
Doctor Divago, aunque grabáis en las condiciones que las circunstancias permiten, sois tremendamente cuidadosos tanto en arreglos como en producción y huís de ese cierto sonido pobre que domina a la mayor parte de producciones independientes. ¿Hay que currar mucho para lograr vuestro sonido? ¿Cómo estructuráis los temas, tú solo o con el grupo?
Hacemos un trabajo de local de ensayo bastante concienzudo a la hora de arreglar las canciones, que luego se traslada al estudio, ya con Dani Cardona (productor). Luego, con esas bases fijadas, machacamos el repertorio para el directo.
Llevo las canciones al ensayo terminadas con la melodía de voz, la letra casi siempre al 100% y la estructura de acordes (compongo siempre con una guitarra acústica); en algunas ocasiones también algún solo pensado, para armónica o guitarra. Eso lo trabajo en privado. Luego, entre todos, montamos el arreglo de la canción, yendo cada uno más allá de su instrumento, de forma muy participativa.
Desde hace ya un tiempo, el grupo mantiene una formación estable, ¿es ésta la alineación definitiva, o más compacta, de la historia del Doctor?
Probablemente. Aparte de Wally y Chumi, que ya estaban en la primera formación, a lo largo de todos estos años he tenido la suerte de trabajar con grandes músicos que han puesto temporalmente su talento al servicio del Doctor, de los que he aprendido mucho y para los que sólo tengo palabras de agradecimiento. Afortunadamente, desde hace unos años, con las incorporaciones, primero de Edu y después de David, el grupo está bien engrasado y funciona como una piña. Con ellos hemos recuperado la estabilidad que un día perdimos. Eso se nota a todos los niveles.
¿Qué os aporta la producción de Dani Cardona?
Dani dirige el trabajo en el estudio. En cada disco aporta cosas nuevas, lo que tiene mérito después de habernos producido ya seis álbumes, y está siempre atento para evitar soluciones recurrentes o tics que haya detectado en nuestra discografía y, sin embargo, potenciar la personalidad del grupo. Para este Las canciones del año que viene propuso un planteamiento de trabajo muy acertado que pasaba por registrar las bases en directo, todos grabando las bases a la vez para capturar la energía que los Divago desplegamos en una actuación.
Uno de los aspectos que siempre os ha definido son tus letras, me parece que como compositor no te quedas en lo obvio, ¿es así? ¿Cuesta mucho dar con el texto adecuado?
Por lo general, me cuesta bastante acabar las letras, aunque no me cuesta nada salirme de lo obvio. Creo que nunca he hecho letras de un tirón. En este último álbum hay algunas con las que me he tirado meses y otras que han salido en un par de días. Siempre he procurado que las letras no estuvieran en un segundo plano, sino que fueran textos dignos y sugerentes, aportar belleza también con las palabras y sus significados. Ni la letra es lo más importante ni es el 50% ni nada por el estilo, es algo que va más allá: conseguir un equilibrio entre lo que se dice y lo que suena.
Últimamente me preocupa la tontería esta de cómo surgen las canciones, y se lo pregunto a todo el que tengo ocasión, así que, perdona, pero ahí va: ¿cuál es tu método habitual de escritura, salen las letras solas o vienen acompañadas de melodía?
No suelo tener una letra entera para luego musicarla; tampoco lo contrario. Tengo una frase que me parece buena o algo para un estribillo, por lo general llega envuelto con la melodía y voy desarrollando a partir de ahí frase a frase, poco a poco. Al final acabo la melodía antes, porque tengo ya la letra de una estrofa, por ejemplo, pero me falta la de la siguiente, y así voy rellenando, aprovechándome de que las canciones suelen guardar cierta simetría. Por eso suelo tardar más en terminar la letra. Muchas veces voy componiendo por la calle o en el autobús y cuando llego a casa lo grabo para no olvidarlo.
Tú no te dedicas de forma exclusiva a la música, ¿es difícil compaginar la vida laboral con la creación, los ensayos, etc.?
Sí, la gente que compaginamos una vida laboral que nos da el sustento económico con otra artística que es la que nos alimenta el espíritu, y por la que realmente vivimos, aunque no vivamos de ella, cargamos con una especie de doble personalidad. Visto desde fuera puede parecer algo atractivo o directamente una romántica estupidez, según quién se ponga a juzgarte. A veces es duro de sobrellevar, pero puede la satisfacción personal de ver que haces un trabajo digno en el que crees.
Precisamente, el no depender económicamente de la música, ¿crees que te da un margen de libertad mayor?
No dependemos de los dictados de la industria, nadie nos dice que tenemos que entregar el disco en tres meses, pero por otro lado tampoco disponemos de todo el día para componer, ensayar y cultivar el talento. Con presupuestos mucho menores, lo que implica menos medios, menos tiempo de estudio, menos promoción… tenemos que entregar discos artísticamente competitivos, atraer suficiente gente a los conciertos, etc. Porque luego, en las secciones de crítica de discos se nos mide a todos por el mismo rasero, no se distingue entre grupos de bajo y alto presupuesto. No estoy diciendo que tuviera que distinguirse, me parecería un poco ridículo, pero también es cierto que a veces se olvida todo esto por completo. Y es cuando uno se descojona al leer ciertas cosas.
Es especular, pero tu obra, tus canciones, ¿crees que habrían sido distintas si en lugar de partir de la creatividad sin más hubieran estado expuestas a la necesidad de lograr objetivos comerciales?
Es un poco difícil este ejercicio que me planteas, pura ciencia ficción, pero no creo que hubieran sido distintas si la industria las hubiera acogido tal y como son. Otra cosa no me pasa por la cabeza. Yo compongo a partir de emociones y sentimientos, no pensando en el dinero que pueda generar lo que hago, a tanto la rueda de acordes. Me temo que no sirvo para trabajar en pos de un objetivo comercial, al modo como trabaja hoy la industria discográfica. Ése no es mi mundo. Estás hablando con un músico que aspira a poder devolver el dinero que le han prestado para sacar su propio trabajo y en el mejor de los casos a poder guardar algo de cara al siguiente. Es decir, necesito dinero para desarrollar mi trabajo y me gusta que me paguen más y vender más discos, pero esto no se puede considerar un negocio. Y me gusta que sea así, aunque eso no nos libra de quebraderos de cabeza, tensiones y mucho mucho curro, en muchos frentes.
Ya sabes que desde EFE EME hemos incidido mucho en la grandeza de «La habitación de Charo», uno de los grandes temas de este disco, ¿viste desde el primer momento que tenías un temazo entre manos?
Sí, creo que es una de las mejores que he hecho. Me pareció que tenía una magia especial y, por suerte, se potenció con el arreglo que le hicimos entre todo el grupo. Es una de esas canciones, entre el pop y el rock, suficientemente accesibles pero que no renuncian a su riqueza lírica. Hay bastantes ejemplos en la discografía del Doctor. De todas formas, tendrá que pasar el tiempo para que yo pueda valorarla mejor, con un poco de distancia.
En «Horas y horas» dices que «la radio escupe voces vacías, música de zapatería», ¿te agota mucho la mierda de música que nos circunda?
Mucho, sí, me asquea como a otros muchos. Vivimos unos tiempos en los que el mal gusto se impone en todos los ámbitos.
También eres un gran conocedor de la historia del rock español, algo que, creo, se nota en el sonido del Doctor, en algún momento del nuevo disco parece que lanzas algún guiño al sonido de los Salvajes, ¿es así?
No caigo en ese guiño a Los Salvajes, pero no me importaría, me parecen un gran grupo. Además, ayer, contestando una entrevista para otro medio, los citaba yo de pasada, fíjate.
Creo que llevas mucha música escuchada a tus espaldas, algo que se nota en los discos, pero ¿cuáles son tus grupos o solistas de cabecera?
Bueno, lo mío es el rock en un sentido bastante amplio. Pero tengo mis debilidades: el rock `n´ roll de los 50 (Chuck Berry, Elvis, Buddy Holly…), Bob Dylan, los grupos de los 60, sobre todo The Beatles, pero también The Kinks, The Who, Beach Boys… los primeros Pink Floyd de Syd Barrett, The Doors, Marc Bolan, Bowie… hasta llegar al punk y la new wave (Pistols, Clash, Pretenders, The Jam, Elvis Costello…) que ya me pilló en plena adolescencia y que hoy en día sigo escuchando con interés. Por otro lado, como has dicho antes, soy seguidor del rock español de todas las épocas: Bruno Lomas, Lone Star, Los Brincos, Los Ángeles, Miguel Ríos… y de cosas que por edad ya viví más directamente, como Leño, Burning, Nacha Pop, 091, Corcobado, Surfin’ Bichos… Hoy en día sigo la carrera de gente veterana, como Nick Cave, Paul Weller, Lapido, Cooper, Lagartija Nick, Miguel Ángel Villanueva, Antonio Vega… aunque también me interesan otros más recientes como el noruego Sondre Lerche, el estadounidense Harlan T. Bobo o los catalanes Nueva Vulcano. Hay más cosas, pero dejémoslo ahí.
Eres un gran aficionado al boxeo, de hecho en tus discos siempre hay algún tema que remite a él, ¿qué es lo que te atrae de este deporte, cómo te iniciaste en él?
Mi padre se aficionó de jovencito y frecuentaba el gimnasio que el gran boxeador José García Álvarez tenía en el Grao de Valencia. Hoy no le suena a nadie pero entonces García Álvarez era una gran figura, como otras olvidadas, en una época en la que la plaza de toros de Valencia se abarrotaba para verlo boxear. Yo heredé esa afición y crecí entre revistas de boxeo y combates en blanco y negro en la España de los primeros 70. Mucho tiempo después, empecé a utilizarlo en las canciones. Me sirve como analogía de la vida: caerse y levantarse, encajar los golpes, estar contra las cuerdas… Así, también reivindico un deporte, casi proscrito en España, a pesar de ser olímpico en su disciplina amateur, que no tiene nada que ver con las películas de Rocky ni con la lucha sin reglas, al contrario de lo que muchos piensan.
Otro de los guiños habituales en vuestras portadas se refiere al diseño, generalmente empleáis ilustración, ¿eres aficionado a los cómics?
Sí, la mayoría de las portadas han sido ilustraciones que encargamos a buenos profesionales como Maise Santonja, Vicente Gans y ahora Chumi, también armonicista del grupo. Respecto a los cómics, fui más aficionado en otra época, aunque sigo disfrutando con algunas historietas. Compartimos algunos gustos, pero en realidad, el verdadero aficionado a los cómics es Chumi, empezando por Boixcar («Hazañas Bélicas»), siguiendo por los héroes de la Marvel con Spiderman al frente, Robert Crumb y todas las mujeres que dibuja, Carlos Giménez («Paracuellos»), Jordi Bernet y Sánchez Abuli («Torpedo 1936″), Hugo Prat (“Corto Maltes» y toda su obra), Jacques Tardi («La guerra de las trincheras»), Das Pastoras, Max, Charles Burns, Richard Corben, M. Schulteis, etc, etc.
A Doctor Divago se os ha metido en el cajón indie, más por los sellos en los que habéis grabado que por la música que hacéis, que podríamos definirlo como rock en español, sin muchas más etiquetas. ¿Sois demasiado indies para el rock y demasiado rockeros para los indies?
No. Unos tipos que hemos crecido escuchando a Tequila, a Burning y a Mermelada tenemos poco que ver con lo indie. Eso en lo que respecta a la vieja guardia, que ya no cumpliremos los 40. Y los más jóvenes han estado vinculados siempre a ambientes musicales más garajeros, “sixties” o simplemente rockanroleros, tienen poco de indies.
Todo parece indicar que en lo que respecta al formato CD no es que estemos metidos en el principio del fin, sino en el fin mismo; tarde éste en llegar lo que tarde. ¿Cómo ves el futuro de las «grabaciones», por dónde crees que acabará derivando la actual situación?
Debo confesar que no lo sé. Todo indica que el futuro está en la Red. Pero como dicen algunos, ¿se recuperará el vinilo? Las canciones del año que viene también se ha editado en vinilo, por cierto.
Doctor Divago lleva en funcionamiento desde finales de los años 80, ¿tiene cuerda para rato? ¿No te tienta, ya que eres el único compositor, cantante y quien da la cara, poner tu nombre en grande en los discos?
Siempre respondo a la pregunta de si queda cuerda para rato que yo no puedo predecir el futuro, aunque sigo entrenándome para ello. Por lógica debería quedarnos menos futuro que pasado. A día de hoy el grupo goza de buena salud, pero un grupo de rock como el nuestro siempre es difícil de mantener… En cuanto a lo de lanzarme en solitario, alguna vez lo he pensado, pero no estoy seguro de poder pagar a los músicos… De todas formas, mi nombre ya sale lo suficientemente grande. No es ésa mi principal preocupación, precisamente.
¿Has visto, por una vez no hemos hablado del tópico de la situación de la escena local valenciana…?
Te lo agradezco. No sirvo para analista de la escena. Y haciéndome la víctima tampoco doy la talla… Sólo puedo decir que conozco grandes grupos y solistas valencianos que siguen peleando y a los que reivindico. Corriendo el riesgo de olvidarme de unos cuantos, puedo citar desde nombres muy veteranos que siguen en activo, como Julio Galcerá, Bustamante y Burguitos, pasando por gente de mi entorno muy consolidada como Una Sonrisa Terrible, Sr. Mostaza, Serpentina, Néstor Mir y las Potencias del Este, hasta gente más nueva que hace cosas muy interesantes, como Emma Get Wild o The Sexy Circus.
Puedes acceder a la web de Doctor Divago desde aquí.