Doce musas que inspiraron canciones de rock

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Famosas y desconocidas, novias, relaciones fugaces y amores que nunca llegaron a fructificar. Así fueron las mujeres que inspiraron las canciones de Leonard Cohen, Bob Dylan, Jim Morrison, The Cure o Metallica. Por Sara Morales.

 

Texto: SARA MORALES.

 

Muchas eran anónimas, a algunas les pusimos rostro y otras ni siquiera fueron reales, pero todas ellas han contribuido a dar vida y sentido a algunas de las canciones más legendarias de la música. La figura femenina reivindicada como fuente de inspiración inagotable entre sentimientos de amistad, amor, admiración, recuerdos y experiencias compartidas ante los que innumerables reyes y reinas del rock sucumbieron sin remedio. Anécdotas desveladas por sus autores e intuiciones populares que superan el valor de la fábula para descubrir quién se esconde tras estas historias. Aquí van unas cuantas del firmamento internacional.

 

1. ‘Chelsea hotel #2’ de Leonard Cohen.

Que el poeta de Montreal se encontrara aquella noche con Janis Joplin, en lugar de con Brigitte Bardot, supuso la gestación de una de las canciones más emblemáticas de los primeros años 70. Lo que sucedió tras la puerta de la habitación del Chelsea Hotel nunca fue un misterio, pues Cohen no puso tapujos verbales a sus recuerdos y nos los confesó con pelos y señales en esta composición incluida en el «New skin for the old ceremony» de 1974. Fue su cuarto disco, y el primero de una evolución instrumental con la que amplió miras y demostró que la calidad de sus melodías no había hecho más que empezar. Para entonces Janis Joplin ya había desaparecido y nunca pudimos escuchar su impresión sobre aquel encuentro fortuito tan… inspirador.

2. ‘Just like heaven’ de The Cure.

Lanzada en 1987 como single de su séptimo álbum «Kiss me, kiss me, kiss me», siempre ha representado la cara más dulce de Robert Smith en su idílica idea del amor. Fue escrita por él mismo desde el pequeño estudio que montó en el apartamento londinense compartido con la que por entonces era su novia, Mary Poole. El recuerdo de un paseo a la orilla del mar junto a ella, en uno de sus viajes, fue el escenario para comenzar a perfilar la letra de este tema que ha pasado a la historia como uno de los más románticos de The Cure. Mary, su musa, a quien conoció en el colegio cuando ambos tenían trece años, acabó casándose con él un año después de que este disco y «su canción» vieran la luz.

3. ‘Nothing else matters’ de Metallica.

Siempre se ha dicho que las baladas más conmovedoras vienen del metal. Si nos ceñimos a esta creada por Metallica en 1991 para su «Black album», desde luego podemos dar la sentencia por válida. James Hetfield, líder, cantante y guitarrista, escribió esta canción para una antigua novia mientras hablaba por teléfono con ella. Las giras del grupo les obligaban a permanecer separados y la nostalgia reinaba en las noches de soledad de la pareja. Aunque Hetfield nunca tuvo intención de incluirla en ninguno de sus discos, por su calado íntimo y personal, al resto de miembros les cautivó desde el instante en que la escucharon y acabó en el álbum más venerado de la banda. Hoy es todo un himno para enamorados.

4. ‘Walk on’ de U2.

La activista birmana Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz en 1991, es la mujer a la que Bono y compañía quisieron homenajear con esta canción. El papel que desempeñó liderando la oposición pro-democrática de su país contra la dictadura militar (1962-2011), llegando incluso a sufrir arresto domiciliario durante más de dos décadas, conmocionó al mundo. Una espiritualidad budista, nacida de los principios básicos de Gandhi, con la que luchó por la reconciliación de etnias y la defensa de los Derechos Humanos. Ella consiguió que Occidente no diera la espalda al drama birmano y U2, con su música y su carisma humanitario, contribuyeron años más tarde a que nunca quedara relegado al olvido. Este canto a la libertad se encuentra en su álbum «All that you can’t leave behind» del año 2000.

5. ‘Sara’ de Fleetwood Mac.

Dos Saras muy distintas inspiraron a Stevie Nicks para crear al piano este tema incluido en el disco «Tusk», lanzado por la banda británico-estadounidense en 1979. Por un lado, su deseo de ser madre y la ilusión de llamar así a su hija: “Si alguna vez tengo una niña, voy a llamarla Sara. Es un nombre muy especial para mí», declaraba en una entrevista aquel mismo año. Por el otro, como cara B de esta tierna confesión, Sara Recor, amiga suya pero también responsable de su ruptura con Mick Fleetwood (batería del grupo), con quien Nicks tenía una relación por entonces. Ambos acabaron casándose y la triste Stevie terminó sin hija, sin novio, pero con una canción.

6. ‘Unhappy girl’ de The Doors.

Pamela Courson (California, 1946) fue el gran amor de Jim Morrison, la estrella de su corazón y de sus tormentos. A ella le dedicó buena parte de su corta vida y alguna de sus canciones, como esta perteneciente al segundo disco de la banda, «Strange days», editado en 1967. La relación que mantuvieron desde que se conocieran en 1965 se fraguó en la dependencia enfermiza, en la pasión extrema y dañina, y en las infidelidades, sobre todo las de Jim. «Estás encerrada en la prisión de tu propia invención, y no puedes creer lo que me está haciendo verte llorar”, le dijo él a través de esta canción. Ella buscaba un compromiso que él nunca pudo – ni quiso– darle, aunque juntos terminarían sus vidas en París donde él murió en 1971 y ella siguió sus pasos tres años después.

7. ‘Oh Yoko!’ de John Lennon.

Del imperecedero «Imagine» rescato la canción de amor más explícita que John Lennon le dedicó a Yoko Ono. La musa de musas, la que despierta los sentimientos más adversos y también los más devotos entre los innumerables fans del eterno trovador inglés. Nicky Hopkins al piano, el coproductor Phil Spector a la armónica y Lennon dando lecciones de maestría utópica y sensibilidad esperanzadora a cada palabra, a cada nota. ‘Oh my love’ y ‘Jealous guy’, también incluidas en este disco, son otras dos grandes muestras de lo que la artista japonesa avivó en él. Para cuando llegó la acogida popular de estas canciones, ambos comenzaban juntos su nueva vida en Estados Unidos.

8. ‘Love will tear us apart’ de Joy Division.

No hace mucho Deborah, viuda de Ian Curtis, declaraba en una entrevista que no le hacía sentirse especialmente afortunada ser la destinataria de esta canción. El padre del existencialismo urbano la escribió en mitad de la agonía vital a la que se enfrentaba, debido al matrimonio fallido con ella y el revuelo de una nueva relación –Annik Honoré– que le ilusionaba al mismo tiempo que le ahogaba por la culpa. Frustración y desesperación en un poema al desamor con el amor como ideal inalcanzable, o al revés, un canto al amor con el decepcionante desamor por bandera. Fue escrito entre los meses de agosto y septiembre de 1979, y lanzando al mundo como sencillo un mes después de que Ian se quitara la vida en 1980. En el epitafio de su tumba, en el pequeño cementerio de Macclesfield, solo hay unas letras que dicen precisamente esto: ‘Love will tear us apart’.

9. ‘Waiting in vain’ de Bob Marley.

«Desde el primer momento en que puse mis ojos en ti, mi corazón dice “sigue adelante”», le cantaba el apóstol rastafari a Cindy Breakspeare, modelo jamaicana que alcanzó el título de Miss Mundo en 1976, con quien tuvo una relación que se sumaba a las permanentes infidelidades hacia la que siempre fue su mujer, Rita Anderson. De aquella aventura nació su hijo Damian Marley, conocido como Jr. Gong, en 1978, un año antes, Bob había incluido este tema en el tracklist de «Exodus», uno de los discos más representativo de su carrera. Cuentan que, pasado el tiempo y ya curado el enamoramiento, Rita le seguía prohibiendo cantar en sus conciertos las canciones dedicadas a otras mujeres. Al final Bob Marley había sumado un total de once hijos y solo tres fueron con ella.

10. ‘Angie’ de Rolling Stones.

Triple leyenda para otra de las históricas antroponimias del rock, Angie. Escrita y compuesta por Keith Richards, a partir de su guitarra acústica, y para la que una marea de suposiciones pulularon en busca de la razón de su significado. El tiempo y las declaraciones de sus dueños han ido aportando luz a la verdad. La primera de las historias es que la letra había sido escrita por Mick Jagger en honor a Angie, la mujer de David Bowie con quien, se rumoreó, había tenido un affaire. Mentira. La segunda ya se le asigna a Richards, en una letra dirigida a su hija recién nacida llamada Angela. Posible. Y la última de las versiones, la más certera hasta el momento, es que esta era la forma en que Keith llamaba a la heroína, a la que estuvo enganchado e intentaba apartar de su vida. «Angie, eres hermosa, pero… ¿no es hora ya de decir adiós?», escribió.

11. ‘Down the highway’ de Bob Dylan.

Suze Rotolo es la chica que acompaña a Dylan cogida de su brazo en la portada de «The Freewheelin» (1963), su novia durante cuatro años y una de las mayores influencias en la música del escritor de canciones por excelencia. Ella, artista y activista neoyorquina, impulsó en buena parte a un joven Bob a ahondar todavía más en letras con cierto contenido político y reivindicativo. Posó para él en bonitas canciones de amor como esta cuando, a pesar de la distancia que los mantuvo separados durante un tiempo, todo era posible. Asistimos a su romance a través de unas cuantas composiciones, y cuando llegó la ruptura también nos lo hizo saber con letras como ‘Ballad in plain D’, este ya de su «Another side of Bob Dylan», un año después.

12. ‘I’m looking through you’ de Paul McCartney.

Casi una veintena de canciones nacieron del puño y letra de McCartney para la actriz Jane Asher. Una relación que duró cinco años, desde que se conocieron tras un concierto de los Beatles en el Royal Albert Hall de Londres en 1963. Vivieron juntos durante un tiempo, él escribía para ella al mismo tiempo que regalaba himnos a la humanidad, pero tras una aventura del músico con Francie Schwartz, Asher decidió terminar con la relación que siempre pareció que acabaría en boda. La primera vez que este tema vio la luz fue en «Rubber soul» (1965), el sexto álbum de estudio de la banda; más de treinta años después sería incluido en el imprescindible «Anthology 2».

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