Discos: «Tothom ho sap», de Gerard Quintana amb Xarim Aresté

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«Quintana vuelve a sus inicios, al rock desenfadado y stoniano pero sin olvidar las influencias que alguien más joven como Aresté le puede aportar»

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Gerard Quintana amb Xarim Aresté
«Tothom ho sap»
PROMOARTS RECORDS

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Tipo listo Gerard Quintana. Sabía que su regreso a la actualidad discográfica no podía producirse sin más. Necesitaba una espoleta. Una chispa. Y la ha encontrado, igual que sucedió con Josele Santiago hace unos meses, en la figura de Xarim Aresté, el que fuera líder de Very Pomelo. Quien en palabras del propio exlíder de Sopa de Cabra “parece mucho mayor de lo que es por lo que sabe de música”. Juntos han dado forma a un espléndido disco que no debería pasar desapercibido entre la mediocridad que ha caracterizado el rock facturado en lengua catalana. Sí, he dicho rock. Porque Quintana y Aresté han basado en eso su propuesta. En canciones que suenan a los Stones (con homenaje al «Let it bleed» incluido en la portada), a los Kinks o al rock de los años cincuenta. “Yo buscaba a Elvis Presley” ha asegurado Quintana en diversas entrevistas, “pero en cada cambio de era hay un traspaso de poderes y en la portada con el guitarrista decapitado quisimos expresar eso, esa cabeza que le cortaban al rey en la revolución francesa, reflejando un cambio de paradigma, a pesar de regresar a los orígenes porque el rock es un género fundacional, ideal para tiempos convulsos”.

Y en esas últimas frases se resume perfectamente este «Tothom ho sap». Quintana vuelve a sus inicios, al rock desenfadado y stoniano pero sin olvidar las influencias que alguien más joven como Aresté le puede aportar de géneros como el grunge o incluso el pop punk.  Por eso firman los temas a medias, porque más que ser un disco de Quintana es un trabajo de ambos. Un álbum de canciones en mayúscula como ‘1.000 preguntes’, ‘Els inventors’ o ‘Arribarem al cel’. Dejando el de Girona su pasión por la poesía ligeramente de lado para apostar por algo más directo. Trece canciones que entran a la primera y que se convierten, probablemente, en el mejor disco que Quintana ha hecho desde que salió de uno de aquellos grupos que abanderaban el mal llamado “rock català”. Ya se sabe, quien a buen árbol se arrima…

Anterior crítica de discos: “Turn blue”, de The Black Keys.

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