«Suenan a pop actual, cierto, ahora reinventan el pasado y han dejado de tener visiones del futuro, pero son U2 de vuelta, los de verdad, los que echábamos de menos»
U2
«Songs of innocence»
UNIVERSAL
Texto: JUANJO ORDÁS.
Audaz maniobra la de U2. Alianza con Apple y lanzamiento gratuito de su nuevo disco gracias a dicha colaboración. Tiene algo de romántico el que la banda más grande del mundo con permiso de los Stones haga llegar su nueva música a millones de personas con tal facilidad y más romántico aún es el hecho de que en un mes llegue a las tiendas en formato físico ampliado.
Pero al final, lo único que importa es si este «Songs of innocence» es un buen disco o no. A pesar de seguir moviendo a millones de personas hasta sus escenarios, hace mucho tiempo que U2 dejó de ser una banda estimulante. Buenos eran y son, mantienen sonido propio y saben qué hacer con él, aunque el reverso de esto es que no saben cómo abrirse paso en su propia historia. Su último gran disco fue «Zooropa», tal vez siendo generosos podríamos estirarnos hasta «All that you can’t leave behind». La misión de U2 era sencilla, tenían que grabar un buen disco. No es tarea fácil para muchos, pero hablamos de U2 y seguro que la creatividad sigue en algún lugar entre los cuatro miembros del grupo. El lanzamiento del sencillo ‘Ordinary love’, no incluido en este nuevo disco, fue pólvora mojada y nos recordó dos cosas, que U2 no tenían intención de sonar distintos del pop radiable actual y que Bono seguía sin interés en componer melodías. Fraseos perdidos como oraciones, estribillos de local de ensayo… No parecía que el material en el que el grupo estaba trabajando fuera a resultar explosivo.
Pero «Songs of innocence» nos ha vuelto a traer a los mejores U2 desde hace más de una década. En los últimos diez años habían sido capaces de componer canciones magistrales de forma aislada pero nunca moldeando un buen disco de principio a fin. Hay que dar gracias de que hayan reaccionado tras una mala época que, parece, ha tocado a su fin. Con «Songs of innocence» vuelven a poner en la calle un disco que es notable de principio a fin sin caer en el conformismo. Contar con productores modernos les ha hecho sonar como todas aquellas bandas de relativo nuevo cuño para los que U2 fueron influencia fundamental, lo que no deja de resultar irónico. Todos estos cantos de feligreses en concordia en base a lo que tantos indies (y no tan indies) estructuran sus canciones ya los crearon U2 hace décadas e incluso tuvieron tiempo de mearse en ellos con su grandiosa era experimental de principios de los noventa. Así que hasta qué punto se han puesto al día respecto a lo que se hace ahí fuera es un debate con forma de pescadilla que se muerde la cola.
En cualquier caso, este nuevo trabajo borra todas las decepciones del pasado, incluida la mediocre ‘Ordinary love’. Porque ‘Every breaking wave’ vuelve a ser un himno de los de antaño, ‘Sleep like a baby’ posee parte de la melancolía de sus años noventa y ‘Cedarwood street’ les hace rockear con la convicción que hasta ahora les había faltado siempre que intentaban rendir culto a las guitarras clásicas. Suenan a pop actual, cierto, ahora reinventan el pasado y han dejado de tener visiones del futuro, pero son U2 de vuelta, los de verdad, los que echábamos de menos. Bienvenidos de vuelta.
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