«Ryan Adams es un genio. Pero uno de los de verdad. De esos que surgen cada mucho tiempo y que se hacen irrepetibles»
Ryan Adams
«Ryan Adams»
BLUE NOTE
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Vaya por delante que soy de los que piensan que Ryan Adams es un genio. Pero uno de los de verdad. De esos que surgen cada mucho tiempo y que se hacen irrepetibles. De hecho pienso que si el de Jacksonville hubiera nacido veinte años antes muchos ya le habrían situado entre algunos nombres totémicos que a todos nos vienen a la mente. Pero las cosas son como son, nació en los setenta y cuando llegó al mundo de la música todo parecía ya inventado. Esto provocó que tuviera que hacer frente a continuas acusaciones de explotar algo ya existente sin aportar nada ganándose, como en el caso de cualquier buen genio que se precie, el mismo número de fans que de detractores que lo consideraban un bluf. Adams, además, ha tenido que luchar contra su fama (merecida) de malcriado y cascarrabias, elementos todos que no le han impedido catorce años después de iniciar su voluptuosa carrera discográfica con el enorme «Heartbreaker», publicar otro disco inmenso y callar de paso unas cuantas bocas. Y lleva…
Va por libre. De eso no hay duda. No hay quien marque la carrera de Ryan Adams. Ni discográficas, ni managers, ni bandas y, a menudo sospecho, que ni siquiera él mismo. Así, si en el pasado fue acusado de incontinencia creativa por atreverse a publicar hasta tres discos en el mismo año, ahora ha dejado pasar tres desde su anterior entrega. Eso sí, ha vuelto a lo grande. Primero con un EP vertiginoso en el que rinde homenaje a su pasado punk y hardcore y que responde al nombre de «1984». Y en segundo lugar con el disco homónimo que nos ocupa. Un trabajo que me evoca, sin quererlo, al primer Tom Petty, al de «Damn the torpedoes».
Acepto que ‘Gimme something good’, single de adelanto y quizá la mejor canción del disco, se parece demasiado a ‘Looking out for you’, segundo tema del segundo álbum, «Blackout love» (2005), de los Hazy Malaze de Neal Casal. Pero esto uno puede tomárselo de dos maneras. O pensar que el parecido es casual, producto del subconsciente y de los años de haber compartido banda con Casal (este fue miembro de los Cardinals de Adams) o pensar que Ryan plagia conscientemente a su excompañero. En ambos casos mis conclusiones van en el mismo sentido: la canción sigue siendo inmensa. Si ha sido sin querer hay poco que reprochar, porque además el estribillo de Adams mejora al original. Y si ha sido algo pensado quizá deberíamos exigir la presencia de Casal en los créditos, aunque algún mito nacido en Minnesota hace cosas parecidas y le salen defensores hasta de debajo de las piedras. Polémicas a parte, insisto en que el tema es sensacional, y el B3 del rompecorazones Benmont Tench, muy presente en todo el disco, es sublime. Pero es que el de Carolina del Norte tiene tiempo para todo. Puede recordar a Petty, más allá del sonido general del álbum, en ‘Trouble’, a los Replacements en ‘Stay with me’, a R.E.M. en ‘Feels like fire’ y al Springsteen de Nebraska en ‘I just might’, y hacerlo todo con su tremenda personalidad y sin sonar a refrito. Porque, por si no lo he dicho ya, este tipo es un genio. Que quede claro.
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Anterior crítica de discos: “Farmer’s corner”, de Wooden Wand.