Discos: “Royal Blood”, de Royal Blood

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«Armados solo con bajo y batería, suenan implacables, feroces y modernos»

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Royal Blood
“Royal Blood”
WARNER

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Los White Stripes abrieron la veda del rock infrainstrumental dinamitando el concepto clásico de combo de rock and roll. Ya no eran necesarios todos los componentes, ellos, solamente con guitarra y batería, fueron capaces de armar una estructura nueva. Obviamente, la fórmula incluía conocimientos de afinaciones y sonorización, pero funcionar, funcionaba. Tuvieron éxito y tras ellos llegaron unos cuantos más que aplicaban el menos es más a su manera, con The Black Keys a la cabeza, aunque estos acabaran cediendo ante la necesidad de mayor instrumentación.

En esa tradición llegan Royal Blood, esta vez armados con bajo y batería, exprimiendo las prestaciones de estos instrumentos al máximo para factura un rock alternativo moderno con su dosis de blues que consigue distinción respecto a sus antecesores (de hecho el inicio de ‘Little monster’ remite a Rage Against The Machine aunque nada tengan que ver con ellos). Cuando decides meterte en este berenjenal no tienes más remedio que darle muchas más vueltas a todo, tratar de hacer que las canciones sobrevivan con una alimentación mínima que este dúo engorda a base de los efectos justos en las líneas de bajo. Suenan implacables, feroces y modernos, tanto que no sería raro escuchar el single ‘Figure it out’ en las pistas de baile con los tacones rompiendo el suelo o ‘You can be so cruel’ haciéndose un hueco en una buena fiesta junto a las canciones a los The Black Keys o Robert Johnson, ¿por qué no?

Es ese malabarismo que hacen entre lo primitivo y lo actual lo que impulsa este homónimo debut, tratando de convencer a todos y consiguiéndolo. No es una obra maestra, pero hay que reconocerles que son capaces de hacer de su propuesta algo serio, siendo otro punto a su favor que no limitan los tempos, abren una abanico rítmico que les beneficia como escritores de canciones y también como músicos, haciendo de “Royal blood” una experiencia sumamente entretenida, entre las marismas densas de la canción que les da nombre (una de las mejores de la colección) al atractivo Groove de ‘Loose change’, roto a su mitad para dar la bienvenida al punk.

Anterior crítica de discos: “Terms of my surrender”, de John Hiatt.

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