Discos: «Revolución», de Los Hermanos Dalton

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«Canciones destacadas hay un buen puñado, y una triada excepcional. La suya es una carrera espléndida»

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Los Hermanos Dalton
«Revolución»
WILD PUNK

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El de Los Hermanos Dalton es un caso de adscripción curiosa, formados a caballo entre los años ochenta y los noventa, su marco estético se asociaba a ese pop de guitarras limpias y patrones melódicos bien cortados. Sin embargo su primer disco, en 1993, cuando recién estaba explotando el movimiento indie, o noise, o alternativo los convirtió en extraños compañeros de viaje de esas bandas, quizás por ser andaluces como el Colectivo Karma o Los Planetas, quizás por coincidir en la misma estela temporal. Lo cierto es que escuchado ahora el hit de esa época, ‘Los latidos de siempre’, tiene mucho más que ver con La Granja o con Cooper, es decir, con el pop español clásico, que con Australian Blonde.

Han pasado más de veinte años, una carrera esporádica y unos últimos tiempos en que apostaron por canciones acústicas, y este “Revolución” vuelve a estar lleno de hits. Planteado desde una doble dirección temática –dar cuenta de la complicada situación actual, pero a la vez evadirse de ella–, en la resolución práctica los guitarrazos, musculosos, y las melodías, dulces, frescas, coinciden tanto en ‘La venganza (del niño que llegó a ser presidente)’ como en ‘La invitación’. Y como desde el principio el impulso del grupo no nació de la rabia juvenil y sí de la precisión en el corte de las canciones, se les permite seguir con esos mismos patrones sin que parezcan demodés o ridículos; al contrario, más elegantes si cabe.

Canciones destacadas hay un buen puñado. Ahí está la que abre, ‘Tu revolución’, en que los instrumentos empujan el mensaje y lo adhesivo de la melodía la anuda a los oídos, o ‘Diamantes sin tallar’, bien encajada en la plantilla de ese «Blade Runner» que citan al principio del tema. También la garra de la citada ‘La invitación’ o un ‘Hacia el huracán’ que recuerda a Mamá.

Centremos, hay una triada excepcional. ‘Lo mejor está por llegar’ la primera, con su precioso encaje del estribillo y sus juegos vocales que se desbordan tan luminosos en su mensaje de optimismo y esperanza; ‘Tu y yo’, con el piano de Ángela, la mayor de la saga, la segunda, melancolía veraniega que tiene algo de evanescente, de intangible. Pero sobre todas, ‘Se acabó la fiesta’, una soberbia ranchera al modo de Los Secretos o Los Gatos Locos de las que ya no se hacen en castellano.

A finales de los ochenta pasé un año pagado por el estado en la ciudad natal de Los Hermanos Dalton. Acababa de editarse un disco que se promocionaba allí como un prometedor grupo pop de San Fernando, Invitados, su apuesta anterior. Los vi tocar algún día de pernocta, intensos, fértiles en energía, en alguno de los pocos locales de la zona. Poco podía imaginar que iban a tener una carrera tan espléndida y que muchos años después estaría hablando de ellos.

Anterior crítica de discos: “Electric overdose”, de Mood.

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