“Uno echa de menos algo más de espontaneidad, todo huele demasiado a laboratorio, pero a pesar de ello Madonna se las ingenia para entregar un conjunto de canciones bastante aseado”.
Madonna
“Rebel heart”
INTERSCOPE RECORDS
Texto: ÓSCAR GARCÍA BLESA.
Madonna regresa en 2015 con él álbum “Rebel heart”. El trabajo número trece de su carrera es una colección ecléctica de canciones bastante aceptable a pesar de que, mucho me temo, van a dejar bastante indiferente al respetable. La reunión de productores de lujo no ayuda, un intento demasiado evidente de subirse al carro de lo que “ahora mola” que no parece que necesitara en absoluto. La Madonna de 2015 no alcanza a ofrecer temas como ‘Music’, ‘Hung up’ o ‘Ray of light’, pero presenta un disco mucho mejor que sus dos anteriores entregas, “Hard candy” y “MDNA”.
La Ciccone sigue siendo la reina del pop, que nadie lo ponga en duda (Perry, Swift, Aguilera y resto de divas no deberían frotarse las manos todavía), lo que pasa es que cuando uno termina de escuchar estas catorce canciones (o diecinueve o veinticinco, en función de la versión en un laberíntico sistema de ediciones de lujo), la sensación general es de haber ingerido un pastiche de complicada digestión. Hay un poquito de todo haciendo que en realidad no haya mucho de nada, demasiados palos que desvirtúan cualquier idea de obra homogénea. Y con todo, el disco aún ofrece espacio para momentos francamente disfrutables. Es Madonna y es muy lista, eso ya lo saben.
En “Rebel heart” se enfrenta por primera vez en su carrera a la delicada tarea de descubrir quiénes son en realidad sus fans. A sus 56 años (la mujer está estupenda, que nadie lo ponga en duda ni un instante), en esta tanda de canciones ofrece buenas dosis de energía juvenil (con mucho sexo y cortejo y fiestas y desparrame en sus textos), pero con el inevitable condicionante de que están cantadas por una señora que pronto será sexagenaria. Sólo por poner un ejemplo, ¿tiene algo de malo que alguien de su edad hable abiertamente de los flujos de su sexo? Evidentemente no, aunque estarán conmigo que a estas alturas del partido no le hacía ninguna falta.
Hay aquí mucho efectito (‘Holy water’), muestras del último género al que la Ciccone se sube como si fuera invento suyo (‘Devil pray’). Hay momento para el experimento del nuevo sonido (‘Illuminati’), canción de autor (‘Body shop’), gran balada (‘Heartbreaken city’), pista de baile (‘Iconic’) e incluso viajes al pasado hasta la edad de oro de “Like a virgin” o “Erotica” (‘Ghosttown’). Pero es justo ahí donde el disco en su conjunto patina. Paella, cocido y fabada juntos en el mismo puchero. Mucho follón en un disco que a medio camino se empieza a hacer largo.
En este trabajo la diva pop se rodea de una interesante pandilla de productores: Kanye West y Avicii se encargan cada uno de tres cortes, Drake de dos y Diplo de cuatro, y cada uno lo hace con las herramientas que han hecho populares sus proyectos individuales. El disco divide sus canciones entre baladas vulnerables y desafiantes y aventuras electrónicas repletas de groove electrónico. Hay un innegable progreso en la manera de cantar de Madonna, lo hace con una técnica cada vez mejor y aquí su voz es por fin elegante.
En el lote producido por Diplo lo mejor es el aroma soul de ‘Living for love’; ‘Bitch, i’m Madonna’ (con rap de Nicki Minaj) es una oferta festiva y ‘Unapologetic bitch’ (usar la palabra puta en él título parece que mola bastante) mantiene el tipo en la pista de baile en una de las mejores canciones del disco. Es sexy y de baile sudado y apretujado. La bailarán este verano, ya lo verán.
‘Ghosttown’ podría ser una canción incluida en el último disco de Lady Gaga, lo que tratándose de Madonna no es algo precisamente bueno. Es probablemente el momento donde se hace más evidente cierta urgencia por sonar como lo hacen las nuevas jefas del pop moderno. Con todo, la canción está bien y pasa holgadamente cualquier control de calidad en la oferta actual de cancioncillas de usar y tirar.
Lo del flujo vaginal en ‘Holy water’ ya está comentado, bastante innecesario, que quieren que les diga. La canción es lúbrica e incluye un rap rescatado del clásico Vogue. ‘Body shop’ producida por Drake, Blood Diamonds y Dahi es una canción estupenda, llena de pequeños matices, un posible candidato a pequeño clásico en su carrera y para el que escribe esto posiblemente la mejor del disco.
“Rebel heart” nos descubre que las canciones de Avicii más o menos todas suenan igual, que juntar el ego de Kanye West y la cantante no necesariamente trae buenas ideas y, sobre todo, confirma que si esta epidemia de discos con múltiples productores al frente no acaba pronto, probablemente nos veamos abocados a muchos más álbumes sin alma en el futuro. Escuchando este trabajo uno echa de menos algo más de espontaneidad, todo huele demasiado a laboratorio y a pesar de ello Madonna se las ingenia para entregar un conjunto de canciones bastante aseado en un disco de pop actual más que decente.
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Anterior crítica de disco: “Benicàssim Pop Volúmen 2. Tributo a Los Auténticos”