Discos: «Psychocandy. Live Barrowlands», de The Jesus and Mary Chain

Autor:

“Desde la inicial ‘Just like honey’, los escoceses nos recuerdan los motivos por los que se doctoraron maestros a la hora de envolver sin dañar, las melodías más delicadas en ese papel de lija fabricado con guitarras furiosas, acoples y ruido a paladas”

 

the-jesus-and-mary-chain-29-09-15

 

The Jesus and Mary Chain
“Psychocandy. Live Barrowlands”
DEMON

 

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

 

A estas alturas está casi todo dicho de «Psychocandy». Muchos otros han glosado ya, mejor de lo que yo pueda hacer, aquella obra maestra indiscutible. Para muestra, tiren de buscador en este mismo sitio y rescaten las palabras que le dedicó al disco el gran Nacho Vegas.

Sí podemos decir algo nuevo, y para eso estamos, sobre «Psychocandy. Live Barrowlands», el directo con el que The Jesus and Mary Chain celebran los treinta años de la publicación de aquel, su primer y mítico LP. Hace ya diecisiete años que los hermanos Reid se tiraban de los pelos en retirada. Desde 2007, sin embargo, los escenarios de varios festivales han sido testigos de puntuales regresos a la vida de una banda que el pasado año se propuso recordar su debut con unos conciertos en los que, para empezar, se les vio en mejor forma y con más ganas que en aquellas últimas comparecencias en el Festimad y el FIB cuando se iniciaba la segunda mitad de los noventa y ellos agonizaban en público.

Sirva ahora este documento como testimonio de esos bríos renovados y acercamiento  al sonido atronador y poderoso con el que los Reid se presentan hoy día. Muy diferente de aquellos accidentados conciertos de, en el mejor de los casos, veinte minutos, con los que Jim y William comenzaron a escribir su leyenda más allá de las canciones, que las tenían de sobra.

Desde la inicial ‘Just like honey’, los escoceses nos recuerdan los motivos por los que se doctoraron maestros a la hora de envolver sin dañar, las melodías más delicadas en ese papel de lija fabricado con guitarras furiosas, acoples y ruido a paladas. Nunca Brian Wilson convivió tan cómodo con la Velvet más fiera y los Stooges.

A la altura de ‘The hardest walk’ somos de nuevo plenamente conscientes de que aquel cancionero fue enorme, y cuando suena ‘My little underground’ ya parece innegable que, de publicarse hoy, nadie podría toserle a aquel disco en una hipotética lucha por el título de lo mejor del año.

La edición en vinilo añade siete canciones con las que los Jesus completaron aquellos conciertos conmemorativos y la rica presentación ofrece información interesante en el libreto. La más destacada es que los Reid ya trabajan para dar forma a nuevas canciones y yo, qué quieren que les diga, a pesar de tantos desengaños e incluso cierta vergüenza ajena pasada en retornos parecidos, todavía confío en que sean capaces de parir alguna que otra perlita que nos recuerde aunque sea a distancia a aquellos pildorazos venenosos que vieron la luz entre el 85 y el 92.

Mientras, más que un simple ejercicio de nostalgia, «Psychocandy. Live Barrowlands» se revela como un bonito entretenimiento que disfrutarán los fans. Los más optimistas lo haremos esperando nuevos frutos. Cuestión de fe.

Anterior crítica de discos: “El comportamiento privado”, de Tachenko.

 

Artículos relacionados