«Nadie repara nunca en que tras la actitud rockera de este hombre se encuentra siempre un importante poso de dolor que es el que mueve sus canciones desde hace tiempo»
Leiva
“Pólvora”
SONY
Texto: JUANJO ORDÁS.
Leiva ha ido soltando canciones de “Pólvora” poco a poco, intuyéndose por ellas que podía tratarse de su primer gran disco en solitario. Tampoco había demasiada información. Se avanzó la bonita balada ‘Afuera en la ciudad’, poco después el single ‘Terriblemente cruel’ y luego una interpretación de ‘Vértigo’ en acústico. El material tenía mucha calidad, pero lo más esperanzador era ‘Terriblemente cruel’, un sencillo sobresaliente, un puto misíl.
“Diciembre” fue un debut aceptable, pero no contenía la magia de los mejores discos de Pereza, de hecho era incomparable a “Aviones” –última obra del dúo–. Estaba bien facturado pero carecía de esa frescura que siempre había sido una de las virtudes de Leiva en combinación con su amor por el pop y el rock tradicional. Y efectivamente, con “Pólvora” el madrileño ha recuperado todo su poder, creciendo al ritmo que le marca su edad pero brillando con toda su fuerza.
Leiva vuelve a ser Leiva, dueño de sí mismo, haciendo arder sus influencias junto a su propia personalidad en una hoguera musical de la que saltan como chispazos canciones hermosas. Esto es lo que hay que exigirle a un tipo de su categoría, porque esto es lo que puede dar de sí, un trabajo de notable alto al que la producción conjunta de Carlos Raya sitúa en un nivel superior.
Raya es una garantía, pero, por favor, prestemos atención a las canciones que Leiva ha firmado, porque gustarán tanto a los que le siguen desde hace tiempo como a aquellos que deseen subirse ahora al tren siguiendo un crecimiento que no es que le haga sonar más maduro, sino, como hemos dicho, acorde a su edad.
Como siempre, el espíritu de los Stones y Beatles –especialmente estos– se deja sentir, Leiva los engancha y se los lleva a dar una vuelta por las calles de cualquier ciudad española, les cuenta sus historias y los seduce y se los devora en ritual caníbal. Al final queda “Pólvora”, trece canciones en las que el amor perdido y la búsqueda personal guionizan.
Es curioso, pero nadie repara nunca en que tras la actitud rockera de este hombre se encuentra siempre un importante poso de dolor que es el que mueve sus canciones desde hace tiempo. Leed entre líneas (¡escuchad entre líneas!), “Pólvora” es un manual para combatir las tristezas. Con canciones así es más fácil. Bravo.
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Anterior crítica de discos: “E.P.”, de La Gran Alianza y Julio Bustamante.