«Ahora Robe e Iñaki controlan mejor que nunca sus recursos, la sabiduría se traduce en músculo inteligente y en una caricia rotunda»
Extremoduro
“Para todos los públicos”
WARNER
Texto: JUANJO ORDÁS.
La trayectoria de Extremoduro como fenómeno social es tan colosal que a veces se dejan de lado sus gigantescos méritos musicales. No solo se trata de la enorme cantidad de fiel público que han amasado a lo largo de los años, sino del crecimiento de Robe Iniesta como autor y de Iñaki Uoho como guitarrista, productor y mano derecha.
La trayectoria de Iniesta se compone de distintas etapas a cada cual más emocionante, desde la actitud primitiva –y siempre poética– de los inicios hasta una actualidad cuyo comienzo data de 1999, con la edición de “Canciones prohibidas”. Han pasado catorce años desde que dicho trabajo se pusiera a la venta, pero en él se nos presentaban unos nuevos Extremoduro que iban a ser los del futuro, trabajando a fondo estructuras complejas y llevándolas hacia una progresión preciosista, con matices pero sin perder fuerza.
La originalidad de unas canciones que en más de una ocasión rompían esquemas obvios no era nada nuevo, pero con “Canciones prohibidas” se daba un balance entre energía y belleza. “Yo, minoría absoluta” fue una parada en lo que pronto sería trayectoria con aristas claras bien trazadas en los fantásticos “La ley innata” y “Material defectuoso”, sus dos últimos discos, el amanecer definitivo de una nueva forma de entender su música sin ataduras, creando paisajes sonoros que no conocían límites y con las mejores letras de toda la carrera de Iniesta.
Sin embargo, “Para todos los públicos” vuelve a suponer un nuevo cambio que, no obstante, nace de las ideas de “La ley innata” y “Material defectuoso” para plantear una condensación de ese mismo estilo, para comprimirlo incluso. De hecho, el disco comienza con ‘Locura transitoria’, la mejor para empezar, un puente entre el pasado y el presente que supone la nueva obra, porque la canción es una amalgama entre la fragilidad de la última época y el empleo de un nervio inédito hasta ahora, de una fiereza que nada tiene que ver con la del pasado no siendo por ello menos potente. Al contrario. Ahora Robe e Iñaki controlan mejor que nunca sus recursos, la sabiduría se traduce en músculo inteligente y en una caricia rotunda.
Efectivamente, nos encontramos ante el comienzo de una nueva etapa, en la que se cambia suavidad por rugosidad, en la que Robe vuelve a rugir pero en la que el poso de sus últimos discos aún se deja sentir, en los matices, en la forma de mezclar sensibilidad y bramido. Nadie debería pensar que se trata de un retorno a la relativa sencillez de sus primeros trabajos, porque no lo es, se trata de un nuevo camino cuyo final no se atisba.
“Para todos los públicos” es sobresaliente, una obra perfectamente articulada. Musicalmente cualquier fraseo de guitarra es reconocible, la voz de Iniesta suena solo a él, a un hombre capaz de compaginar un fraseo punk con un quiebro flamenco o con la sensibilidad de la canción de autor. Ese ha sido siempre el secreto de su éxito artístico, el querer ser él mismo por encima de influencias y aquí junto a Iñaki “Uoho” las sigue batiendo. Hay riffs de blues ácido, también funk callejero, rock duro casi metálico a ratos y esa nueva faceta melódica que en estos años ha supuesto un trazo más en una banda que sigue creciendo.
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Anterior crítica de discos: “Argentina songbook”, de Diego García.