Un mes más, Gernot Dudda nos propone un viaje por discos de eso que hemos convenido en llamar «otras músicas»: entre la world music, el jazz, el flamenco o los sonidos inclasificables.
Una sección de GERNOT DUDDA.
Jun Miyake
«Lost memory theatre – Act 1»
YELLOWBIRD/UNIVERSAL
“Lost memory theatre – Act 1” es todo un sofisticado crisol sonoro y lingüístico en el que ninguna pieza (o, como mucho, dos, por parejas) guarda directa relación entre sí. Y puede que sea como justo reflejo de una fecunda vida musical repartida entre la composición de temas para películas, documentales, danza, publicidad y teatro, y, sobre todo, como productor y músico de sesión. Así, para no perder esas “memorias adjuntas” –“atacheadas”, si se me permite el neologismo–, inevitablemente conectadas con épocas y lugares (él dice que con el tiempo se acaban perdiendo los “attachments”), el trompetista japonés se ha montado este Teatro Virtual en el que todas esas “memorias” puedan aflorar de nuevo. Lo interesante es que el bueno de Jun no interpreta la música del pasado sino la que surge de su reflejo al tratar de revivir esas memorias. La primera de ellas con acento brasileño en ‘Assimétrica’ y ‘Exibida’, con protagonismo vocal del mismísimo Arto Lindsay (sí, también Miyake grabó con él y sus maravillosos Ambitious Lovers), cuya frágil sensualidad cosmopolita te traslada a los discos tan poliédricos que hacía Sakamoto a finales de los años ochenta, también con Arto Lindsay (no lo liemos, esto sería ya la memoria de la memoria, y podríamos entrar en bucle). No acaban aquí las conexiones con su compatriota, plenamente revividas con el uso cósmico que hace del coro femenino de la Radiotelevisión Búlgara (las famosas Voces Búlgaras) en ‘White Rose’ y ‘Calluna’. Estamos en un teatro y a Miyake le fascina el cabaret, razón que explicaría ese onanista número cantado en alemán (‘Ich bin schön’) o el contar con la persona perfecta para deconstruirlo con salero, caso de Nina Hagen (‘Laminin’). Todo esto parece que ni pensado a propósito para que también David Byrne se pasara por aquí. ¡Pues lo hace! En ‘A dream is a wish your heart makes’, clásico del Great American Songbook, que es la única canción del álbum no escrita por el japonés. Parece que no, pero Miyake también ejerce por aquí de trompetista, siendo las veces que más ilumina cuando sintetiza su trompeta a lo Jon Hassell y consigue piezas tan espectaculares como ‘The silence ahead (complete mix)’, la mejor de todo el álbum. Este Teatro Para La Memoria Perdida queda además bendecido por un intelectual y cineasta como Wim Wenders, que escribe en las notas interiores sobre este proceso de “cine mental” único en el caso de Miyake. Lo llama “El Tercer Elemento entre música e imágenes”.
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Juana Molina
«Wed 21»
CRAMMED DISCS/KARONTE
Juana Molina es desgraciadamente una desconocida en nuestro país, y eso a pesar de reunir más que sobrados méritos para revertir esta realidad y con creces. Es argentina, tiene sólidos genes artísticos, cuenta con una abultada discografía, suena tremendamente naïf, original y posmoderna, y –lo menos indispensable de esta relación, pero claro que cuenta– David Byrne (again) se ha deshecho en elogios ante su obra. Es hija del cantante y compositor de tango Horacio Molina y de la actriz y modelo Chunchuna Villafañe. Lo gracioso es que a nivel mediático fue muy conocida en su país por “Juana y sus hermanas”, el espacio televisivo que presentó hasta 1994. Pero musicalmente fue toda una incomprendida. Salvo para Gustavo Santaolalla, que le produjo su primer trabajo en 1996. Desde entonces, y ya emigrada a Los Ángeles, tuvo ocasión de crecer artísticamente y de evolucionar trabajo a trabajo con un sonido cada vez más avanzado y que, a entendederas de los indies de este lado del océano, perfectamente podría encajar en su sagrado círculo alternativo (lo que pasa es que estos aún no lo saben). No en vano “Wed 21” se ha grabado en la histórica escudería de Crammed, que ya pasaba por ser la salida más natural y afín para esta mentalizada francotiradora de inteligente electrónica progresiva y cándidas y mesmerizantes vocalizaciones guturales. Estas apuntan –y hasta sobrepasan– las maneras de unas Lisa Germano, Stina Nordenstam o Beth Orton, sin por supuesto olvidarnos que la verdadera madre del cordero para todo esto es Robert Wyatt. El recorrido bien puede iniciarse por piezas como ‘Eras’, ‘Sin guía no’, ‘Bicho auto’ y ‘Las edades’. Por supuesto que se trata de una experiencia. Una experiencia tras la que ya no serás el mismo.
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Clannad
«Nádúr»
ARC MUSIC/RESISTENCIA
Llevaban quince años sin publicar nada y en este 2013 han sacado nada menos que dos trabajos. Primero el directo “Christ Church Cathedral”, que aún grabado en 2011 vio la luz este año para celebrar su cuadragésimo aniversario. Para la grabación de aquellas tres noches consecutivas en la catedral de Dublín invitaron a Pól Brennan, que había abandonado la banda a principios de los noventa. La intensidad del directo grabado, más el de los consiguientes festivales y conciertos en los que participaron a continuación, les han animado a vivir un nuevo renacimiento, que va por supuesto parejo a los cientos, miles, de años de historia de la música irlandesa, en cuyos genes no está ni mucho menos la renuncia de unos planteamientos. Llegamos así a este “Nádúr” (álbum decimooctavo en su lista global), que es su primer trabajo de estudio desde el “Landmarks” de 1998. La formación es la de gala: todos los Brennan, incluidos Moya (voz solista y arpa), Ciarán (bajos, guitarras, mandolina, teclados y coros), y Pól (flauta, “whistles”, guitarra, teclados, “bodhran” y coros); y todos los Duggan, con Noel (guitarra y coros) y Pádraig (mandola y coros). Y por supuesto todas esas maravillosas constantes vitales, que van desde las piezas absolutamente etéreas y flotantes a lo ‘Theme from Harry’s game’ –con el protagonismo de la angelical voz y arpa de Moya– a las que todos construyen vocalmente al unísono, con toda la familia sumando efectivos a una sola voz. Si viviéramos en otra época y circunstancias, ‘Brave enough’ sería todo un hit; ‘The song in your heart’ hubiera desplazado las hazañas de la mencionada ‘Theme from Harry’s game’, y ‘A quiet town’ ya se la hubieran agenciado para sí unos revientaestadios como Fleetwood Mac, estrofas en castellano incluidas. ¿El mejor retorno posible? Sí pero no, retorno no. Lo que pasa es que Clannad nunca se fueron. Otros grupos paran y vuelven. Los irlandeses nunca dejan de hacer música.
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Gregory Porter
«Liquid spirit»
BLUE NOTE/UNIVERSAL
La flamante promesa es ya una institución. Fichaje por todo lo alto para el sello Blue Note y un tercer trabajo que sabe y suena con la categoría de los mismos grandes que ya llevan décadas y décadas grabando. Su fórmula no es ningún misterio pero sí un milagroso maná, el ver que existe alguien que todavía compagine –y a partes iguales– los niveles de excelencia clásica de los grandes vocalistas y los grandes compositores, sin darle más importancia a una parte sobre la otra porque son una e indivisible (esa voz que derrite, ese “songwriting”). Y todo reunido en una única y deslumbrante personalidad con el mismo número de rayas blancas y negras, como las cebras. En “Liquid spirit” hay sobre todo maravillosas baladas lideradas por su voz y un piano (‘Water under bridges’, ‘Wolfcry’, ‘When love was king’), o tremendos medios tiempos con un impecable trabajo de banda (como el sensacional ‘Hey Laura’); vergeles todos ellos en los que Porter –¡encima ese apellido!– sabe reunir lo mejor de Bill Withers (del cantante y del compositor) y del mejor Van Morrison de los setenta, puestos a citar. Hay también por supuesto alegres demostraciones “uptempo” –“espiritualmente líquidas”– como el propio ‘Liquid spirit’, que infunde buen rollo desde el primer segundo y, por supuesto, la extraordinaria versión del rítmico ‘The in crowd’ de Billy Page, que con tanto empeño interpretaba el pianista Ramsey Lewis en 1965 y con tanto acierto lo recogía Scorsese en la BSO de “Casino”. Y más clásicos, como el ‘I fall in love too easily’ de Sammy Cahn, de los años cuarenta, o el “Lonesome lover” de Abbey Lincoln. Con Gregory Porter no hay alardes ni demostraciones gratuitas. Es natural como él solo. Y si la diferencia está en si “te llega” o “no te llega”, este es de los que Te Llega. Vaya si Te Llega.
FlamencoJazz Company Rumbo desconocido»
FUNDACIÓN ORANGE/KARONTE
Qué mejor forma de empezar un disco de flamenco y jazz (no hay aquí jerarquía que valga) que con unas bulerías y un solo de sinte (‘Bulería de los chicos’). Primera llamada de atención de que las huestes del pianista Pedro Ojesto son tremendamente versátiles y ambivalentes, que juegan con materias primas puras con las que saben disfrutar y que andan dispuestos a sacarles el mejor partido, como de hecho llevan haciendo, ya con este, tres trabajos. El armazón básico lo completan el contrabajista José Miguel Garzón y el percusionista cubano Fernando Favier, aunque detrás brillan por supuesto otros músicos más o menos fijos como Israel Fernández (cante), Miguel Montero (cante), Joni Giménez (guitarra) y David Cerreduelo (guitarra), amén de los invitados: Segundo Mijares (saxo y saxo midi), José “Bandolero” (cajón), Pol Vaquero (pies), y las muy puntuales pero magníficas aportaciones de Jorge Pardo (saxo soprano) en ‘Recuerdo a Mariano’ –homenaje a Mariano Gutiérrez, “el manager más querido de la escena jazzística madrileña», en palabras del crítico Javier de Cambra (que firma las notas interiores del disco); y de Juan Parrilla (flauta) en ‘Mandela’. Es precisamente esta una composición de hace mucho tiempo de Pablo Milanés transformada aquí en tangos, que por los tristes motivos que conocemos suena ahora de forma muy especial. Me gusta recordar eso de que FlamencoJazz Company es de los pocos grupos que pueden actuar en dos sitios tan distintos como Clamores o Casa Patas sin necesidad de cambiar una sola nota de su repertorio. El ejercicio del flamenco y el jazz –así, juntos, que no meramente “afucionaos”– es todo un clásico casi exclusivo de nuestra cultura musical y, como tal, da gusto ver que hay músicos dispuestos a mantenerlo y a subir listones cada vez más altos.
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