“Una voz sutil para un disco lleno de retazos bien perfumados, dicharachero y feliz, buen acompañante para bebidas frescas y burbujeantes”
Cristina Quesada
“You are the one”
ELEFANT
Texto: CÉSAR PRIETO.
Cristina Quesada es una chica de las que ya no hay. Las hubo en tiempos, pero ya nadie apuesta por la delicadeza, por atender a un legado que es sospechoso reivindicar, por decorar canciones con capas de azúcar y colorido y no resultar a pesar de ello empalagoso. Sin embargo, esta actriz y presentadora de la televisión autonómica canaria e intérprete de ukelele se siente tan cómoda entre criterios estéticos de pop soñador y pimpante que su trabajo parece totalmente natural, y por tanto actual. Nadie que escuche estas canciones desde el ángulo correcto podrá dejar de entender que pertenecen a otras épocas, nadie podrá dejar de entender que son maravillosas. La producción de Band à Part también sabe extraer su jugo y consigue lo que parece prometer: indolencia estival y sunshine pop.
Además –nueva actitud olvidada– es un disco perfectamente políglota. Se desliza en todas las lenguas del pop, hasta seis –incluyendo el japonés– para una docena de canciones escasa, no está mal. Y es un disco repleto de versiones que se abre con el ‘Just like honey’ de los primeros Jesus and Mary Chains trasladado desde el ruidismo melancólico del original hasta perfumes primaverales y trazos spectorianos. Prueba conseguida.
Y desde esta primera canción se desgranan diez cortes mucho más variados de lo que parece en principio, el ‘Faut-il que je t’aime’ que cantaba France Gall abandona este aire de placidez inicial para vestirse con un ropaje puramente tecno. Y es capaz también de cantar temas de Milkyway –‘My favorite boyfriend’– o recoger un ligero toque caribeño, tropical, en la portuguesa ‘Canto’ –versión de ABBA pasada por la bossa– o en ‘Pineapple Princess’ tan preparada para gustar en Japón como la cantada en japonés, ‘Hinageshi No Hana’ –original de Agnes Chan, en el 72–, con melodía y arreglos de certera dulzura. La italiana, ‘Cielo’, va incluso más allá de cierta esencia de los sesenta y se convierte en una canción de esas chicas que nacieron como cantantes antes de los Beatles, todo el espectro que va de Brenda Lee a Lesley Gore.
La vertiente hispana está representada por la voz, un timbre que recuerda a Jeanette, incluso adoptando ese leve y sugerente acento inglés que en el caso de la cantante de Fuerteventura viene porque el dialecto canario aspira las eses y hace suaves las erres. Una voz sutil para un disco lleno de retazos bien perfumados, dicharachero y feliz, buen acompañante para bebidas frescas y burbujeantes.
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Anterior crítica de disco: “Sound & color”, de Alabama Shakes