«Aseguraba Petty que necesitaba hacer un disco de rock and roll. Lo ha conseguido, y además lo ha hecho muy bien. Como siempre, vamos»
Tom Petty
«Hypnotic eyes»
REPRISE/WARNER
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
No es la primera vez que lo hago, pero es que me parece que las conversaciones que mantenemos el director de esta revista y un servidor a la hora de encarar determinados encargos son bastante ilustradoras de los posicionamientos de alguno de los dos, así que merecen conocerse. Se pone en contacto conmigo Juan Puchades: “no sé si eres muy fan de Tom Petty… es por si quieres hacer la reseña de su último disco”. Abro los ojos de par en par, pongo el reproductor que lleva unas cinco horas machacando con el disco del de Florida y procedo a contestar. “Soy muuuuy de Petty. La hago”. Escueto y directo. “¡Vale! No tenía claro si eras de los fans”. Respondo rápido y extraigo varias conclusiones. “¿Se puede no ser fan de Tom Petty?”. Tras ello procedo a analizar una conversación aparentemente sencilla. Uno, al señor Puchades y a mí nos hace falta a la de ya una buena cena con un buen resopón donde podamos aclarar un montón de cosas. Dos, el disco de Petty me ha encantado porque el «random» ha funcionado de fábula durante todo el día y decido que cinco o seis escuchas seguidas son suficientes (de momento). Tres, cuando aparece un disco de Tom Petty se piensa en mí para reseñarlo y eso tiene tanto de honor como de placer. Cuatro, le retiro la palabra a Puchades por dudar de si yo era fan de Petty. Tendrá que ganarse mi aprecio de nuevo y ya pensaré como.
No se puede no ser fan de Petty. Así de rotundo. Su carrera es impecable y aunque algunos discos puedan estar muy por encima de otros, porque estos últimos son auténticas obras maestras, su producción discográfica es casi insuperable. Tom mantiene el nivel de gente como Hiatt, otro inconmensurable que nunca falla, y pocos se pueden unir al carro. Quizá por eso él opta por espaciar sus lanzamientos de una forma que mantiene a sus fans con los dientes largos de forma permanente. Y es que, por ejemplo ahora, hemos tenido que esperar hasta cuatro años para disfrutar de nuevo material. Lo bueno es que sabes que es por tu bien. Porque cuando Tom y sus rompecorazones sacan un nuevo disco te va a gustar sí, o sí o sí. No hay otra.
«Hypnotic eye» es un álbum que tiene poco de «Mojo» (2010) y mucho de los discos anteriores a «Long after dark». Y ojo que estoy hablando de una obra publicada hace más de treinta años, concretamente en 1982. Pero Petty, a sus 63 años, se me antoja tan jovial como en «Damn the torpedoes» (1979) o «Hard promises» (1981) ¿Nadie cree que por ejemplo ‘The waiting’ encajaría a la perfección en este nuevo disco? El fraseo es el de aquellos finales de los setenta, la actitud vocal también y solo la producción parece devolvernos al presente.
Aunque como si quisiera no desconcertarnos tanto, el viejo Tom ha dejado un tema como ‘Burn out town’ como enlace y nexo de unión al bluesy de «Mojo», pero poco más. Por eso me atrevo a decir que este es el disco más Petty de la última década de Petty. Todo es rock estadounidense más rocoso, más clásico. Con la guitarra de Mike Campbell adoptando ese protagonismo que tanto nos gusta en canciones como ‘American dream plan B’, escogida como primer single del álbum, o la hipnótica y preciosa ‘Fault lines’. Aseguraba Petty a la edición estadounidense de «Rolling Stone» que necesitaba hacer un disco de rock and roll. Lo ha conseguido, y además lo ha hecho muy bien. Como siempre, vamos.
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Anterior crítica de discos: “World peace is none of your business”, de Morrissey.