Discos: “Força vita!”, de Pantanito

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Desde aquellas sus primeras maquetas ha ido depurando su sonido hasta convertirlo en algo excepcional, equiparable a cualquier grupo de tendencia rumbera que ustedes puedan recordar”

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Pantanito
“Força vita!”
AUTOEDITADO

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El neocalorrismo fue un inteligente intento de revitalizar los parámetros de la rumba setentera de extracción popular con el aporte de las vicisitudes del siglo XXI, una sociedad en la que alza modernos centros comerciales sobre lo que eran barrios de chabolas. Ya no tenía, pues, mucho sentido hablar de trenas y de infidelidades dramáticas sino de la cola del paro y los teléfonos móviles. Un escaso número de activos grupos, con conciertos en fiestas mayores o en salas pequeñas, fueron construyendo esta nueva mitología, y sobre ellos destaca la impulsora figura de José “el Pantanito”, payo de Gracia –como barrio y como calificación– que desde aquellas sus primeras maquetas ha ido depurando su sonido hasta convertirlo en algo excepcional, equiparable a cualquier grupo de tendencia rumbera que ustedes puedan recordar. Lástima que cueste llegar al público, porque lo merece y porque no le faltaría acogida.

En esta ocasión se marca tres vinilos de golpe: una reedición de su primer disco que con añadidos curiosos se vuelve doble y un repertorio nuevo que presenta en este “Força vita”, en el que la única canción conocida de antemano –aparte de las aparecidas en un acústico que regala en su página– es ‘En los barrios’, de un single compartido con Chacho o Tony el Gitano. Canto de amor a la patria chica de todos los mediterráneos: el barrio y sus flores de asfalto.

Los nueve temas restantes son seguramente lo mejor que ha grabado nunca, por estructura de   las canciones, por letras y por la impresionante banda que lo acompaña. El sonido y los arreglos, por ejemplo, son absolutamente certeros en ‘Gatopardo’, hasta casi acercarse a la música ligera, de tal forma que no se sabe si el ambiente a lo Julio Iglesias es un verdadero guiño. Todo lo apunta así. También ‘Estoy buscando’ tiene un fondo de swing agradable al tacto.

Casi es poesía visual ‘Sin ná de ná’, callejeros y felices los vientos, que huele a ropa al sol, a asfalto y a bares, que estudia el absurdo de nuestra rutina y que tiene mucho de Kiko Veneno. En esta tensión bascula el disco: bordando ‘Por buscar una salida’ de Los Chichos, llevando al extremo la parodia de actitudes talegueras en ‘Los royos tribales’ y elogiando el gustito de la rutina conyugal en la caribeña ‘Ropa mojada’ y sus trompetas. Y donde hay trompetas hay alegría.

Nueva ventaja: Pantanito viene del pop independiente, creció con ellos y ha aprendido a juntar sutilidad y fuerza en la rumba de Barcelona. La mezcla se ve descarada en ‘Cosas que tiene vida’, una visión costumbrista en la que la guitarra sale de los arpegios del flamenco para llegar al rock y viceversa. Y al final, con el piano y el tumbao, deriva hasta sabrosuras antillanas. O en ‘El arroz’, que desde el redoble inicial a lo ‘Te estoy amando locamente’ y el fraseo similar al de ‘El mesón del gitano’ mezcla rock, rumba y subidones salseros en una perfecta amalgama, indestructible, para un repaso irónico de las calles del siglo XXI. Se trata, eso sí, de una edición limitada de la que ya deben de quedar escasas copias. Yo no me lo perdería, es uno de esos discos escondidos que en el futuro marcarán como ha sido la rumba en nuestros días.

 

 

Anterior crítica de discos: “Una forma rara de ser tonto”, de Pablo Moro y los Chicos Listos.

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