«Ha marcado parte de la cultura pop de la Península, seguramente no la de mayor difusión, pero sí la más rica en sensaciones y calado»
Jaume Sisa
«Extra»
SATELITE K
Texto: CÉSAR PRIETO.
Parece ser que el maestro Jaume Sisa está preparando el disco definitivo que llevará al extremo su condición de cantautor galáctico; para hacer más dulce la espera, ha recuperado una serie de canciones que solo habían aparecido en vinilo, descartes de sus elepés oficiales o interpretaciones en conciertos o en televisión. Es un disco irregular, una verdadera mezcolanza de los caminos secundarios del artista que no solamente resulta esencial para sus fans sino también para los degustadores del pop catalán –y español– más imaginativamente costumbrista. Compartiría satisfecho estantería con las Vainica, Astrud, Julio Bustamante o Antònia Font.
Permite también un repaso por las diferentes etapas por las que discurren sus cuarenta y muy largos años de trayectoria. Significativamente se abre el disco con uno de los puntos de inflexión de esta trayectoria, un transgresor entonces ‘Carnaval a la República d’A’, puro Dylan en el Canet Rock de 1977, en la que queda bien retratado su particular mundo de farsa y fantasía. Pero antes de ello nos encontramos con sus dos primeros discos, la cantiga de escarnio contra los convencionalismos que es ‘L’home dibuixat’, ya desplegando ese aire de fanfarria tropical en los vientos que con el tiempo será marca de fábrica y la estampa tierna e infantil de ‘El trist i desconsolat enterrament de la meva esposa’ –que apareció en el disco colectivo “Miniatura” y que volvería a ser grabada más grandilocuente para el “Transcantautor”.
De los setenta tenemos desde una versión en maqueta de ‘Carrer’ mucho más dylaniana –casi parece que entra el ‘Like a Rolling Stone’– y con el mismo delirio colorista, hasta el cierre de la década con el aire de un Sisa pop y cercano a la nueva ola, no en vano ‘Teatro en un metro de guerra’ a pesar de estar dedicada a Els Joglars y al episodio de “La Torna” es de la etapa de Melodrama y de “La mágia de l’estudiant”.
Saltamos entonces a los ochenta y en ellos Sisa entra en televisión con la sintonía para el programa ‘La cucafera’ a ritmo de gitanos de Gracia –era el tiempo de Gato Pérez–, la única representante de unos años en que –recordemos– haría la maleta para devenir Ricardo Solfa y que pasan sin ninguna otra referencia hasta llegar a la actualidad: un ‘Pekín’ en maqueta del 96, un ‘Tot es mou’ que sigue reflejando su mundo en 2010 y algún concierto como su actuación en el Altaveu de 2006 con la desmesurada ‘Allo’ y, sobre todo, un ‘Qualsevol nit pot sortir el sol’ con Refree y Joan Miquel Oliver acompañándolo y también vocalistas que la interpretan en japonés, árabe y portugués.
Nuestro amado Sisa aquí se reconvierte en ‘El pilot de la noria’ y ha decidido abrir el cajón donde conserva sus pequeños objetos olvidados, no hay sorpresas que asombren ni nada que no se supiera, pero tampoco es baladí, recorre un camino que, comenzado en ‘Els reis del país deshabitat’ o ‘El cabaret galàctic’ –también recogidas-, ha marcado parte de la cultura pop de la Península, seguramente no la de mayor difusión, pero sí la más rica en sensaciones y calado.
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