«Goñi presenta sus canciones en un formato eléctrico que las diferencia del sus acústicos anteriores, y además en formación de trío»
Revólver
“Enjoy”
WARNER
Texto: JUANJO ORDÁS.
Revólver y Carlos Goñi son una entidad única, tanto que más que de banda hay que hablar de un solista, aunque el nombre no solo es evocador, sino que abarca una buena colección de canciones que anidan en nuestra memoria colectiva. Sus discos acústicos en directo han sido seña de identidad hasta ahora, y de alguna manera daba igual por qué territorios musicales se hubiera movido Goñi, pues cada uno de los trabajos que integran la trilogía de sus “Básico” clausuraba e inauguraba una etapa con la intimidad y la calidez como norma. Los volúmenes dos y tres fueron buenos trabajos, pero el legendario es el primero, aquel de 1993 que no solo tenía encanto, sino una autenticidad muy pura.
Ahora Revólver pone en la calle su primer disco eléctrico en directo y en cierta forma recupera ese candor, esa idea de que estamos ante una nueva perspectiva. Porque si entonces Goñi desnudaba sus canciones, ahora lo que hace es presentarlas de nuevo en un formato eléctrico que las diferencia del sus acústicos anteriores, y además en formación de trío. Una base rítmica de bajo y batería son el colchón para la guitarra y voz de Goñi, apoyada únicamente por dos coristas, con la que repasar la carrera de Revólver. Y no solo suena bien, es un formato que funciona a la perfección, los tres hombres aportan testosterona y las voces femeninas color.
Las programaciones que acompañan a muy pocos temas son absolutamente innecesarias pero tampoco perjudican a un disco cuyo grueso es el que es, de sonido muy natural y auténtico. Sin «recordings» adicionales como el propio Goñi comenta en el bonito libreto, y es que la presentación es cuidada, con una portada preciosa y rockera, muy rockera. En sus páginas y en el documental que acompaña como extra al deuvedé, Goñi relata los pormenores de una grabación estrictamente en directo, sin trampa ni cartón, en la que el músico rejuvenece gracias a esa eléctrica desnudez que obliga a afilar los sentidos, demostrando lo buen guitarrista que es y la perfecta conexión que ha establecido con el batería Julián Nemesio y el bajista Manuel Bagüés. Entre los tres llenan el espacio, saltan chispas, el público arropa con fanatismo, aplauden canciones recientes como la espléndida ‘Tiempo pequeño’ y se entregan con clásicos de la talla de ‘El roce de tu piel, ‘No va más’ o ‘Dos por dos’, con Miguel Ríos como invitado. En ese aspecto, Goñi se desmarca de la típica y ya manida fórmula de “en directo con amigos”, siendo Ríos el único que se pasea por el escenario. Y es un gusto que sea así, porque los protagonistas son Revólver y sus canciones, no un desfile de cameos.
Mientras que el deuvedé está muy bien editado, desplegando bastantes medios para una sala mediana como la madrileña Joy Eslava, es el cedé el gran protagonista. No contiene tantas canciones pero su dinámica es mucho más equilibrada, con un fantástico inicio a ritmo de ‘Mestizo’ y una secuenciación mucho más ágil. Más que entretenido, gratificante y rockero. Muy rockero.
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Anterior entrega de crítica de discos: “Electric peace”, de The Cult.