«La banda afincada en Madrid factura un álbum que nos la muestra en el mejor momento de su trayectoria»
Ornamento y Delito
«El espíritu objetivo»
LIMBO STARR
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Fieles a su incisivo estilete post punk pero al mismo tiempo ensanchando los márgenes de su radio de acción con la insurgente prominencia de los teclados, la banda afincada en Madrid (factor no baladí: pocos himnos les definen mejor que aquel “Madrid” de hace cuatro años, despachado con la fría acidez del inmigrante no precisamente recién llegado) factura un álbum que nos la muestra en el mejor momento de su trayectoria. Su propuesta ha ganado en densidad y en multiplicidad de lecturas. Quizá lo primero quepa achacarlo a la producción de Iñaki Llarena, y seguramente lo segundo sea trasunto de unos textos inteligentes que destilan vitriolo, escanciado con rabia y determinación sobre los principales vectores de un entorno sociopolítico que, en efecto, apesta. Aunque a ellos el hedor no les haya empezado a mosquear precisamente ayer.
Entre el ponzoñoso zumbido rock de ‘Hidalguía universal’ (preciso fogonazo para abrir boca) y el flagrante guiño al ‘Just can’t get enough’ (Depeche Mode) de los sintetizadores que abren la desconcertante y pegadiza operación renove de ‘Radio’ (¿ironía, homenaje sincero o ambas cosas?) se mueve el discurso de Ornamento y Delito en el que es ya su sexto álbum (aunque tercero con distribución estatal).
Entre medias, reproducen los claroscuros patrios y foráneos de referentes after punk (así se le llamaba antes) con acerada solvencia: es el caso de ‘Laissez faire’, ‘El hundimiento’, ‘Siamés’ o esa ‘Pioneros’ que tanto recuerda a los New Order de «Low-Life» (1985). Tan solo ‘Carnaval armado’ parece buscar el impacto por el atajo menos afortunado, arrimándose al synth pop de trazo grueso que puso en el mapa (a ojos de un público nuevo) a El Columpio Asesino con ‘Toro’. Un simple borrón, de todos modos, en la nueva hoja de servicios de una banda que sigue aspirando a eficaz revulsivo de nuestra escena de mayor dominio público, a veces tan adocenada y previsible. Esa es la relevancia que buscan, y que sin duda merecen.
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