«El duelo’ es un crisol de las personalidades de ambos, bien fundidas, el comienzo del reencuentro. Y es ahora cuando hay que decir que se trata de un reencuentro en la cumbre, porque estas seis canciones son magníficas»
Duncan Dhu
“El duelo”
WARNER
Texto: JUANJO ORDÁS.
“El duelo” es el nuevo mini elepé de Duncan Dhu, su trabajo de regreso. Y es curioso, se trata de su reunión pero no suenan a los Duncan Dhu clásicos. Tampoco es la proyección futura de lo que se podía prever respecto a su sonido. Ellos aseguran que sí, y hay que creerles, pero se antoja una evolución extraña, una madurez que en lugar de nacer de Duncan Dhu, nace de las experiencias solistas de Diego Vasallo y Mikel Erentxun. Porque a eso suenan estas canciones, a una mixtura del momento en el que ambos se encontraban justo antes de comenzar a trabajar en estas nuevas canciones, provocando una extraña, aunque absolutamente válida, madurez. Para concretar cómo son Duncan Dhu en la actualidad, Vasallo y Erentxun seguramente aprovecharán su próxima gira de reunión, en la que renovarán sus viejas canciones y rodarán estas nuevas.
Mientras, “El duelo” es un crisol de las personalidades de ambos, bien fundidas, el comienzo del reencuentro. Y es ahora cuando hay que decir que se trata de un reencuentro en la cumbre, porque estas seis canciones son magníficas. La vertiente más comercial se deja de lado. Originalmente, la esencia de los Duncan Dhu clásicos era íntima, delicada, un susurro musical muy femenino incluso desde el punto de vista masculino de sus autores. Eso hacía de su música algo unisex, las canciones del hombre que se desnuda y las canciones que la mujer desea que le canten. Ahora, esa esencia es sustituida por un bramido existencial en el que la vida y la muerte son caras de una misma moneda.
Las seis canciones de “El duelo” (incluida la versión de ‘Llora guitarra’) son de sinceridad agrietada, hay tristeza pero también empuje, la necesidad de continuar mirando hacia delante mientras el pasado se envejece es constante, pero también el hecho de que el presente y el futuro harán lo mismo. Vasallo se hace con el puesto de mejor letrista de música popular española firmando los mejores versos de su carrera (“Encendiendo pentagramas con la mecha de un pasado en llamas”, ¡madre mía!) y Erentxun musica con maestría, conservando la melodía pero atenuando el mentado componente comercial.
“El duelo” no se disfruta al máximo en su primera escucha, se aparta de la inmediatez propia de Duncan Dhu, pero a la segunda empieza a calar en la memoria con mucha fuerza. Porque han dejado de sonar tan radiables como antaño, pero han ganado un poso importante, sonando más auténticos que nunca. Musicalmente miran hacia una instrumentación ya habitual incluso en la radiofórmula como es el folk norteamericano (el mal llamado americana), pero jugando con los claroscuros, manteniendo la denominación de orígen. Es un gusto que Erentxun cante con comodidad y naturalidad, su voz aterciopelada nunca ha sonado mejor. Vasallo también se encarga de dichas tareas en dos temas con su acogedora voz de lija, pero emociona especialmente el sonido de su bajo, porque no es un instrumentista técnico pero eso mismo le otorga un sentimiento especial, primitivo pero selecto, liderando.
“El duelo” se vende en vinilo con cedé incorporado o como parte de “1”, una caja recopilatoria con compacto doble recopilatorio y deuvedé con un concierto grabado en Barcelona en 1999. En cualquier formato, hay que hacerse con él, aunque la caja es especialmente suculenta y el show de Barcelona es interesantísimo.
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